Epílogo

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Aquellos doce militares, diez hombres y dos damas, llegaron a lo que sería su refugio a partir de entonces. Jozafat James solo quería encontrar a los tres Elegidos, nombre que adoptaron las personas afortunadas que recibieron la sustancia RO antes de residir en Pripyat.

Obviamente sería complicado encontrar a tres personas entre casi cincuenta mil, sumándole la ferocidad de los radioactivos. Aunque Los Tarrets, grupo al que pertenecía este hombre, habían estado en misiones complicadas y difíciles, no habían presenciado una misión escalofriante como lo era la de Pripyat. Aun así, estaban dispuestos a dar todo por encontrar a esas tres personas, cuyos nombres sabían y cuyos rostros conocían.

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La líder del grupo halló una casa rodeada de hermosos árboles frondosos, una dicha arboleda. Ezra Pound se caracterizaba por su rudeza, por su habilidad para persuadir y por su don de usar la doble cara. A pesar de ser la más joven del grupo sabía ordenar a la perfección, era una líder nata. El general le tenía mucha confianza, pero no más que la que le tenía al líder de los Jinetes, aun así, los cinco hombres fuertes, ágiles y astutos tenían que acatar las órdenes de la pelirroja de pómulos rosas y liso rostro, ya que ella era la líder.

Pound quería y, necesitaba, encontrar a los tres elegidos para ganar la confianza total del general Mendelevio. Pero no estaba ni un poco cerca de ellos, sabía sus nombres y cada que descansaban miraba las fotografías de los elegidos para no olvidar sus rostros.

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Los Jinetes tenían preparado un refugio a las afueras de una pequeña ciudad al sur de Pripyat, no muy lejos de la zona de alienación, pero lo suficiente como para que la radiación no les afectara antes de cumplir su objetivo: encontrar a los tres elegidos.

Jarkov Gray, un joven militar maduro, comprometido y líder del grupo, tenía a la mira a uno de los elegidos y aunque le perdió el rastro en Pripyat tenía la esperanza de encontrarlo antes del invierno, pues para esa fecha el gobierno tenía preparado algo verdaderamente trágico.

Sus cuatro compañeros, entre ellos su prima y su mejor amigo, lograron construir un refugio fuerte para pasar la era radioactiva. Aunque sabían que era la misión más difícil en la que habían estado y que, su vida también estaba en juego sí querían cumplirla. Reconocían que los mutantes eran demasiado tenaces y ágiles para cualquier cosa, eran peligrosos y que, pronto gobernarían gran parte de Europa Oriental. Y eso debían evitar.

Cada líder contaba con un teléfono que funcionaba por satélite, obviamente obra del gobierno, y con ellos se comunicaban con la base: Kiev.

— ¿Señor, es usted? —preguntaron los tres líderes, pues la llamada fue hecha para los tres al mismo tiempo. Maravillas tecnológicas.

—Inicien la misión —masculló entre jadeos—, Pripyat ha caído y la gente se ha escapado. ¡Maten a todos! —ordenó con fiereza—. ¡No quiero testigos! ¡Encuentren a los tres elegidos! —el hombre se tomó un momento para calmarse, tiempo en el que los líderes escucharon la estática de la llamada—, mi esposa Andrea Cartman es uno de ellos y más les vale que la mantengan con vida.  

Radioactivos II: Era Radioactiva.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora