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Jack Gilinsky (Hot)

Iba andando hacia la casa de mi amigo Jack cuando empezó a llover. Me faltaban como dos calles para llegar y ya estaba empapada. Corría y corría intentando que el móvil no se me mojara. Al llegar entré en la recepción del gran edificio y saludé a Michael.

Cogí el ascensor y subí al undécimo piso en el que estaba el ático dúplex de Jack. Llamé a la puerta y este salió con unos pantalones de chándal negros, una sudadera roja en la que ponía Nebraska y una gorra negra para atrás. Me miró divertido pero yo estaba muy enfadada, no con el, sino con la situación. Me dejó entrar.

-Eva, ¿que cojones?

-Eso digo yo, ¡¿que cojones?!-Dije enfadada.

-Tranquila

-¡Joder!

-Hey, ven tengo alguna ropa ahí.

-No quiero compasión

-Oye, ¿intento ayudarte y me lo pagas así?

-¡Joder es que estoy muy enfada! Me voy-iba a salir por la puerta...

-¿Quién te ha dicho que te vayas?-Dijo cogiendome de la mano.

-¿Acaso no puedo hacer lo que quiera? Tengo frío.

-Yo puedo darte calor.-Es lo último que dijo antes de que me cogiera por la cintura y me besara.

Mi cuerpo se pegó al de él y le seguí el beso. En un momento su gorra estaba en el suelo, mi chaqueta de cuero también, en un hábil movimiento se deshizo de mi blusa y yo de su sudadera. Le toqué sus marcados abdominales, mis manos viajaban desde sus abdominales hasta su cuello y sus manos jugaban con el broche de mi sujetador. No pabamos de besarnos. Nos necesitábamos, necesitaba esta conexión. De un salto enrosqué mis piernas en su cintura y me llevó por las escaleras a su habitación.

Me tiró al colchón y me quitó las botas. Empezó a besarme otra vez mientras me quitó el sujetador y los pantalones. Estaba todavía mojada por la lluvia pero no importaba. En un momento estábamos desnudos y uno encima de otro besándonos. Jack era perfecto.

No se puso condón, pero no importó por que yo tomaba la píldora. Empezó despacio, observándome. Me hizo una seña para parar pero mis uñas fueron directas a su espalda en signo de un no.

Se introdució en mi de una sola vez y todo lo que era dolor se convirtió en placer. Sus embestidas eran placenteras y me llenaban una a una. Era la primera vez que me pasaba esto con Jack y esperaba que no fuera la última. Después de un buen rato llegué al clímax. El mejor polvo de mi vida. Jack cayó a mi lado.

-Te quiero, se mi novia.-Me besó

-Si.

Esa noche estuvo llena de lujuria.