Nash Grier (Mix part 2)

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A las 7 de la mañana Nash estaba ya levantado, arreglando lo poco que le quedaba de su maleta e intentando que yo me levantara.

-Venga Eva por favor, son 4 horas de viaje. Levanta

-Es imposible querer levantarse admirándole

-¿A quién?-Dijo Nash acercándose peligrosamente a la cama.

-A usted, señor Grier

-Si te levantas ahora estaremos en menos tiempo allí, y entonces podremos hacer todo lo que quieras.-Me susurró haciendo que mi piel se erizara.

En ese instante le besé y me levanté contorsionando mis caderas algo mas mientras sentía la mirada de Nash en mi culo.

A las 8 menos cuarto salimos del apartamento de Nash dejando una nota para que los chicos se enteraran de que nos íbamos. De camino cantábamos las canciones de los discos de Nash, de mis discos, del móvil conectado al coche e incluso de la radio.

En un momento dado me dio calor y ya que solo llevaba una camiseta olímpica negra me la quité quedando en sujetador y Nash me miró deseoso...

-¿Q...que...que haces?

-Solo tengo calor.- Dije algo pícara

-Si no quieres que pare y te lo haga aquí mismo vuelve a ponértela.-Me dijo con voz de advertencia.

-Hazmelo, no importa.

Al parecer Nash se había emocionado bastante y su amiguito tenia ganas de jugar, así que puse mi mano en su bragueta y empecé a desabrochar. Vaya, nunca me cansaría de decir lo grande que es. Empecé a tocarle por encima del bóxer mientras el apretaba el volante. Metí mi mano por su ropa interior y empecé a hacerle una paja.

Mi mano subía y bajaba hasta que que por fin Nash se corrió y guarde todo en su sitio otra vez. Con la mano llena de semen le pregunté a Nash que donde estaban las toallitas.

-Te juro que te voy a hacer pagar esto.-Me dijo

-Y espero que sea verdad

Una hora después llegamos a nuestra pequeña casita de la playa alquilada. Era preciosa. Era de madera blanca con los detalles en azul claro y con dos plantas. En la primera había un pequeño salón, una cocina, una mesa con seis sillas y un baño pequeño con un plato de ducha. A la izquierda del salón había unas escaleras blancas de madera al igual que la casa y justo al lado una puerta que daba a una pequeña terraza a la que podías acceder a la playa. Al subir las escaleras Nash venia detrás mía con las maletas.

La planta de arriba era totalmente diáfana salvo el baño que era mas grande que el de abajo, tenía una bañera para dos y un plato de ducha, en el que también cabían dos. La cama daba a un enorme ventanal que tenía vistas a la playa. Un pequeño armario y una mesita con dos sillones.

-Nos van a ver hacer cosas.-Le susurré

-Me da igual.- Me besó

Los dos estábamos algo cansados por el viaje así que dimos una vuelta por el pueblo, compramos algo de comida y fuimos a la playa. Por la noche nos dedicamos a ver películas en la tele comer comida basura e irnos pronto a dormir.

A las 13:36 del día siguiente Nash y yo despertamos, el estaba solo con bóxer y yo con una camiseta suya, que me quedaba de vestido y sin sujetador. Me levanté y fui a la cristalera, descorrí la cortina y toqué el cristal que estaba caliente por los rayos de sol.

-Nada mejor que estar aquí contigo.-Me dijo besandome.

-Nada mejor.

Por la tarde sobre las 16:30 fuimos a la playa. Estuvimos jugando en el agua y en la arena hasta que pasaron sobre dos horas y Nash me dijo:

-Mi amor, me pones mucho cuando estas así, solo con ese bikini. Y me gustaría quitartelo.

-¿Y a qué esperas?

Cogió las toallas poniéndoselas en el hombro, cogiendome como un saco de patatas, con la crema solar en la otra mano. Al llegar a la casa soltó todo al suelo y me subió hasta la cama.

Empezó a darme besos por todo el cuerpo, bajaba desde mi boca hasta el ombligo y de nuevo subía. Me desnudó completa mientras que yo con mis piernas me deshice de su bañador y sus boxers.

No lo hizo rápido, notaba como lo hacía lento y cariñosamente como si me fuera a hacer daño. Estaba siendo diferente, me estaba haciendo el amor y no follando. Entraba en mí una y otra vez mientras yo gemía su nombre y le arañaba la espalda, casi al llegar al orgasmo fue algo mas rápido y en un sonoro grito de los dos gritando nuestros nombres llegamos. No hay nada mas placentero que hacerlo con la persona que amas.

Hoy era nuestro aniversario pero acordamos que no nos diríamos felicidades hasta que esta noche cenaramos los dos. Nash había reservado mesa en un pequeño restaurante con vistas al mar. Nos duchamos y vestimos. Yo me puse un vestido largo blanco con un poco de escote de tirantes, con una raja que iba desde la rodilla hacia abajo, un collar que quedaba justo a la altura de mi cuello y unos tacones negros. Mientras yo me maquillaba Nash estaba abajo, haciendo yo no se que. Me puse los tacones y al notar mi presencia abajo Nash se puso nervioso. Llevaba una camisa blanca con una americana de tela fina negra, unos pantalones negros pitillo, unos zapatos negros y su largo pelo recogido en un moño.

-¿Lista?- Dijo con voz temblorosa.

-Por supuesto.-Le besé

Cogimos el coche hasta el restaurante y aparcamos a unos metros. La cena estaba deliciosa y el vino blanco y el champán concordaban perfectamente con la suave brisa de la noche. Al acabar la cena fuimos a la terraza del restaurante y en el balcón de esta Nash me cogió las dos manos...

-Eva, ya llevamos 3 años juntos, y he de decirte que han sido los mejores de mi vida. Me encanta tu sonrisa, tus ojos, tu cuerpo, tus labios, tu sentido del humor, el echo de que siempre me haces sonreír y que solo con una mirada me comprendes y sabes hacerme el hombre mas feliz del mundo. Después de muchos problemas juntos, sustos, peleas y sobre todo alegrías, bajo esta luna llena quería preguntarte algo.-Yo estaba atónita, Nash se arrodilló y sacó una cajita de terciopelo negro de su bolsillo.- ¿Quieres casarte conmigo?

-Si, si, si, si, si!!!!!!!- Me tiré a sus brazos y le besé como nunca antes le había besado. Una botella se descorcho en ese instante y el camarero vino con dos copas de champán.

-Feliz aniversario mi amo.-Me dijo y yo le dije lo mismo.

Nash me puso el anillo y bebimos la copa. Después de muchos besos y un largo paseo por la playa fuimos a la casita a acabar la noche.

Puede decirse que fue el mejor día de mi vida.

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