Jack Gilinsky (parte 2)

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Mi mañana pasó lenta, entre la resaca y que no podía esperar a quedar con Jack para que me explicara que estaba pasando con G. Por fin llegaron las 4 de la tarde y cogí un cab para ir a la cafetería donde habíamos quedado. Al entrar Jack ya me estaba esperando sentado en una mesa al fondo, me costó reconocerlo ya que iba con unas gafas de sol y el gorro de la sudadera puesto. Nos saludamos con un abrazo y pedimos algo que nos diera fuerzas para poder mantener una conversación más o menos seguida.

-Bueno, la verdad es que no sé por donde empezar, Jaden. Jack no es el mismo. Desde que empezamos nuestra carrera musical, no digo que yo no haya hecho tonterías. De hecho, yo fui el que empezó con el desmadre pero G supo como pararme, pero yo no he sido capaz y me siento tan mal...- Los ojos de Jack reflejaban verdadera culpa y mi cabeza estaba intentando traducir lo que me había dicho.

-Sé y no sé a que te refieres, Jack.

-Cuando empezamos a cantar eres consciente de lo que hacíamos, fiestas, droga, beber, etcétera. Lo sabes perfectamente porque por aquel entonces todavía manteníamos el contacto. La última vez que hablamos fue la noche en la que, por desgracia y por que soy un idiota, sufrí una sobredosis. G me ayudó a salir, él solo, sin mierdas de centros de rehabilitación ni nada. Solo tú, él y nuestro manager sabe lo que pasó esa noche. Nadie más sabe nada de la sobredosis.- Esta vez Jack habló con entereza, sin cortarse. En ese momento recordé las conversaciones que algunas veces teníamos cuando íbamos hacia casa después del instituto o alguna noche de verano, nada parecía haber cambiado.

-Vaya, J. No sé que decir la verdad. Es algo que no me esperaba pero me alegro de que supieras salir de ahí, las drogas son realmente malas.

-Sí, lo sé, es algo que no puedo ni ver pero que por desgracia veo casi a diario, Jaden. No te puedes imaginar lo que es ver a tu mejor amigo meterse esa mierda cuando él mismo luchó por sacarme. Me siento como basura, es algo que no puedo remediar por mucho que lo haya intentado.

-¿Quieres decir que...

-Sí, Jaden. Jack es drogadicto.

En ese momento se aclaró la duda que venía rondando mi cabeza desde la noche anterior. Mi mundo se vino abajo, sentí un gran dolor en el pecho, como si me estuvieran poniendo ladrillos encima. Los recuerdos de nuestra infancia se aparecieron en mi mente. Desde que nos conocimos con 4 años y jugábamos en la calle a todas horas, pasando por la adolescencia; mi primer beso con Jack, nuestro primer cigarrilo el cual J robó de su tío y que nos pillaron fumando detrás del cobertizo de mi casa. Hasta el terrible día en el que me tuve que separar de ellos, decirle adiós al chico que me había gustado desde que tenía uso de razón y de mi mejor amigo el cual sabía absolutamente todo de mi y yo de él. Las lágrimas amenazaron con salir de mis ojos, pero si tuviera algún momento programado en el que no podía llorar sería este. Que Jack me viera llorar significaría debilidad, y yo, más que nadie, sabía que J necesitaba a una persona fuerte que le ayudara en este asunto tan peliagudo. Trascurrieron 10 segundos que parecieron dos horas, el rubio no despegó sus ojos de los mios ni un solo instante.

-¿Y como puedo ayudaros?- No dudé en hacer esta pregunta, ellos siempre estuvieron ahí para mi cuando pasaron los peores acontecimientos de mi adolescencia y obviamente no iba a dejar a mis mejores amigos solos en esto, no podía.

-No sé, ya lo he intentado todo. Ya sabes que fue novio de Madison, ella lo cambió, pero cuando empezó otra vez a juntarse con gente que no le convenía todo se fue al garete. Aunque no lo creas, Jaden, Jack lo pasó fatal cuando nos separamos, él estaba realmente enamorado de ti, no podía sacarte de su cabeza. Escribía canciones para ti, cuando hablabais por video-llamada era uno de los pocos momentos en los que estaba feliz. Entonces yo caí, él me ayudó y me dijo que le había servido para poder sacarte un poco de su cabeza. Al año de mi rehabilitación empezó a hacer lo mismo que yo hacía, llegaba tarde a los ensayos, dejó de hablar con sus padres y hermanos, con los chicos, sus amigos de siempre. Llegó hasta a pedirme dinero porque se le acababa la asignación mensual que nos dejaba nuestro contable. Una vez casi mató a un menor porque le robó la cartera, el chico solo quería dinero para dar de comer a su familia y él se volvió completamente loco. Menos mal que no lo viste y menos mal que lo encubrimos para que no saliera en las noticias ni en las revistas de cotilleo.

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⏰ Última actualización: Feb 15, 2019 ⏰

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