El comienzo del cambio

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Y ahí estaba yo, bajo la fría nieve, que este año había tardado en caer. No esperara a alguien o algo, simplemente estaba ahí, de pie, con la mirada perdida en el cielo.

Aquellos copos que caían sobre mi cara eran como una dulce caricia para mi. Puesto que era domingo no había mucha gente en la ciudad, y gracias a eso pude calmar un poco mi alma que ya no sentía ni el frío del congelante invierno, ni el calor del abrasante verano, no sentía tristeza, desesperación, angustia, temor, miedo, enojo, dolor, alegría, vergüenza, preocupación o amor alguno por alguien o algo... supongo que era algo normal para alguien que ha visto cosas horribles como yo. Pero seguía viviendo, no es que fuera algo que deseara pero la persona que cuido de mi me hizo prometerle que no acabaría con mi vida, pero había puesto una condición a aquella promesa. No acabaría con mi vida pero si un día estuviera al borde de la muerte no lucharía por sobrevivir. Él estuvo de acuerdo, o eso creí, hasta ese fatídico día, donde por segunda vez me salvo e hizo que quisiera vivir, pero solo fue hasta verme lejos de peligro que quise aquello.

Han pasado ya años de eso, pero sigo sin olvidarlo, aunque haya aprendido a vivir con ello no es como si nunca se me haya pasado por la cabeza acabar con mi vida y dejar este mundo tan monótono en el que vivía. Pero soy un hombre de promesas y la ultima que le hice a esa persona no la podía romper por nada, pero tampoco es como si me agradara.

Después de ya unos largos minutos decidí encaminarme a mi hogar sin ninguna prisa "No es como si alguien estuviera esperándome" pensé.

Subí mi bufanda hasta la nariz para ocultar un poco más mi cara de aquella gente que me veía extrañada por haber pasado tanto tiempo en un solo sitio sin mover un músculo.

Pase por el supermercado más cercano para comprar algunos suministros que me faltaban, que no sintiera hambre no significaba que no necesitara comer. Una vez hube comprado lo que necesitaba seguí con mi camino hacia la solitaria casa que me esperaba. Sumergido en mis pensamientos no me di cuenta que ya estaba delante de aquella puerta de madera de roble oscuro barnizado. Busque mis llaves en uno de mis bolsillos traseros y la encaje en la cerradura, una vez dentro cerré la puerta tras de mi y me saque los zapatos para después acomodarlos pulcramente en la entrada. Me adentre en aquel oscuro y frío departamento, guarde todo lo que traje de aquella compra y fui directamente a mi habitación, nada más llegar me desplome sobre la cama y como si no hubiera tocado nunca una cama me acurruque y caí en los brazos de Morfeo.

Desperté gracias al tedioso sonido de mi despertador el cual hábilmente apague y lance por los aires como todas las mañanas, sinceramente odiaba despertarme ya que el único momento donde no pensaba que mi vida era una mierda o sentía repulsión por el mundo era mientras dormía, pero todo lo bueno se acaba y bueno mi humor en las mañanas no era el mejor. No tenias que dirigirme la palabra ya que si pudiera te mataría en el acto. Con gran pesadez me levante de la cama y me dirigí al baño para darme una ducha rápida, no podía darme el lujo de desperdiciar mi tiempo ya que pacientes me esperaban en el hospital.

Una vez salí del baño solo cubierto por una toalla en la cintura me dirigí a mi habitación donde me topé con el gran espejo que tenia mi armario, mire como mi cara parecía la de un muerto en vida "Es lo que soy en realidad... o así me siento" pensé. Mire más mi cuerpo tatuado y demacrado pero no le di más importancia y corrí una de sus puertas para sacar mi ropa del día de hoy, la cual consistiría en un jersey negro con cuello alto y nos pantalones grises ajustados, los cuales hacían resaltar mis piernas y hacerlas ver mas largas.

Ya estaba listo, pero sabia que tenia que desayunar algo o mi cuerpo no resistiría el día, ya sabia yo que a lo mejor no almorzaría o mucho menos cenaría; así que me obligue a preparar algo simple mientras escuchaba las noticias matinales de hoy. Una vez acabe mire hacia el reloj de pared que tenia en el salón, apague la televisión que minutos antes había encendido, fui rápidamente a lavarme los dientes y sin más fui a la entrada a tomar mi abrigo, me calce los zapatos y tome mis llaves para posteriormente salir y cerrar la puerta.

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