Capítulo 6: Tú y yo

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—Sí, tenemos que hacerlo— respondió Megan suspirando cansada— Vamos, necesito recoger la mesa.
Ambos caminaron hacia el comedor y comenzaron a limpiar.
—Son muchas cosas las que quiero decirte— comenzó Minho cuando terminaron de limpiar—. Pensar que te dejé sola cuando estabas embarazada, que abandoné a Min Jung y que a pesar de eso él ha orado por mi todas las noches me rompe el corazón, hiciste un buen trabajo.
—Gracias, pero no fui solo yo; mi familia me ayudó mucho, y decidimos que el niño tenía que crecer sin rencores de ningún tipo hacia su padre; por eso le enseñamos a dar gracias por todo y en todo, y a pedirle a Dios que tú estés bien— respondió ella.
—Y Él ha escuchado sus oraciones, ahora estoy aquí y haré lo posible para que sea permanente— dijo él.
—Sobre lo que dijo Min Jung....tenemos que dejar ese punto en claro, no podemos actuar como una pareja de novios si no lo somos; no debemos hablar mas allá de lo estrictamente necesario, ni bromear, ni estar demasiado unidos porque podría confundirlo— dijo Megan.
—Pero es bueno que vea que sus padres se llevan bien— objetó Minho.
—No si eso lo obliga a pensar que estamos en una relación; tú viste lo que pasó, él supuso que eramos novios y cuando le dijimos que no, se puso triste y no es la primera vez que le pasa. Min Jung está buscando el amor paterno en cualquier lado y cuando ve que hablo con algún hombre, se ilusiona y espera que ese hombre sea su futuro padre. No quiero que él salga lastimado, así que tenemos que tratarnos como lo que somos, una pareja de ex-novios con un hijo en común— explicó Megan.
—Si te soy honesto, ésta noche creí que tu y yo podríamos volver a ser lo que éramos antes de que te abandonara. Me sentí bien a tu lado, como cuando eramos novios y pensé que quizá los tres podríamos ser una familia unida y feliz— admitió Minho.
—Ya no somos novios, Minho. Ya no somos nada, es mejor que eso quede claro desde ahora; honestamente yo también me sentí bien, pero no quiero salir lastimada y mucho menos que Min Jung termine herido. Por eso lo mejor es que quedemos solo como conocidos ¿está bien?— dijo ella tratando de sonreír.
Minho se acercó de un movimiento rápido y la tomó entre sus brazos, abrazándola y colocando su cabeza sobre su hombro.
—Aun me gustas, Megan y quiero intentar reconquistarte— susurró sobre su oído.
—Será mejor que vayas a casa, ya es tarde— murmuró ella separándose.
—No quiero dejar esto así, no voy a dejar esto así— habló Minho mientras caminaba a la puerta seguido por Megan—. Ya te dejé ir una vez, no cometeré ese error de nuevo. No importa lo que cueste, voy a enamorarte otra vez— dijo él a modo de despedida dejando un beso en la mejilla de la chica para después irse.

Cuando Min Jung escuchó la puerta cerrarse, de inmediato salió de su cama y se arrodilló frente a ésta para orar.
—Señor, soy yo de nuevo— inició en voz muy baja para que no lo oyeran—. Gracias por todo lo que hiciste hoy por mí y por mi mami. Te pido por mi Appa, haz que se acuerde de mí por favor y que me ame. Y te pido algo muy, muy, muy especial: haz que mi mami y Minho hyung se enamoren y se hagan novios para que se casen y que él sea mi nuevo papá. Y si eso no se puede, tan solo haz que mami conozca a un hombre bueno que nos quiera a los dos y que quiera ser mi papá. Gracias de antemano, amén— terminó y volvió a su cama a descansar.

—Y eso fue todo— concluyó Megan después de explicar todo lo que había ocurrido la noche anterior en su casa, a sus dos mejores amigas: Soo Min y Layla.
—¿Y le dijiste qué no iban a volver?— preguntó Soo.
—Sí, eso fue lo que le dije— respondió simple la chica mirándolas— ¿qué dicen? ¿hice bien?
—¡Claro que no!— exclamó la coreana que solía ser muy calmada—. Layla dile que lo hizo mal.
Layla era una mujer afroamericana que, al igual que Megan, se había mudado de los Estados Unidos a Corea para estudiar.
Ambas se conocían porque asistían juntas en la universidad en la facultad de derecho, y en toda su vida Megan nunca había conocido a nadie como Layla; ella era una mujer gritona, exagerada y una diva (mucho más que Key), y eso de alguna forma las había unido.
Aquel día las tres habían salido a tomar un café mientras el esposo de Layla cuidaba de sus hijos y ambas chicas se las habían ingeniado para sacarle todo (o al menos la mayoría) de lo que había ocurrido cuando el padre de Min Jung había ido a cenar a su casa.
—Escucha, chica hiciste mal al dejarlo ir tan fácil, si yo hubiera sido tú lo habría jalado y llevado a la cama de inmediato— dijo Layla.
—¡Layla!— exclamó Megan.
—Solo soy honesta, no deberías dejarlo ir así. No lo conozco, pero he visto a Min Jung y si su padre se parece a él...¡umm, umm! Es todo un papi que no debes soltar— aclaró Layla.
—¿Verdad que hizo muy mal?— insistió Soo.
—No del todo, hiciste algo bien: te hiciste la difícil. Le dejaste en claro su lugar y al hacerlo lo ataste mas a ti. Megan a los chicos les encantan las nenas que se hacen del rogar— continuó Layla.
—Pero debe dejar fluir el amor, Megan estoy segura de que él te quiere devuelta en su vida y tú deberías darle la oportunidad de enamorarte— dijo Soo.
—Nena, yo solo te doy un consejo: ata a ese chico a ti y llévatelo a la cama— repitió Layla.
En ese momento Megan se dio cuenta de cuan distintas eran sus amigas; Soo Min era una chica hippie, tranquila y amante de la naturaleza, mientras que Layla era atrevida y liberal.
—No quiero acostarme con él, Layla— dijo Megan—. Solo quiero que mi pequeño esté bien con su padre.
—¿Y por qué no?— insistió Layla.
—Porque ya lo hice una vez y terminé sola y embarazada, puede volver a pasar y ahora que Min Jung lo conoció le dolerá mas si lo deja de nuevo— respondió Megan.
—¿Crees que lo volvería a hacer?— preguntó Soo.
—No lo sé, y no quiero arriesgarme— contestó la chica.

—¡Mami, volviste por mí!— dijo el pequeño saliendo de la casa de Layla corriendo hacia los brazos de su madre.
—Sí, amor ya estoy aquí, ¿cómo te portaste?— preguntó Megan tomando a su pequeño.
—Bien, mami, yo siempre me porto bien— dijo el pequeño con una gran sonrisa.
—Se portó de maravilla, tengo que decirlo— habló Joe, el esposo de Layla saliendo de la casa con sus hijos detrás de él.
—Muchas gracias por cuidarlo, Joe— dijo Megan sonriendo.
—Oye, para mí no es problema cuidarlo y a Keyla y a Brandon les agrada tenerlo con ellos; además nos ayuda a perfeccionar nuestro coreano— dijo Joe con una gran sonrisa.
—Ahora resulta que un niño te da clases de coreano, ¿eh?— dijo Layla llegando al lado de su esposo y besándolo—. No le creas lo que te dice, apuesto a que puso a tu hijo a cocinar con él.
—¡Es que hace unos sándwiches a la plancha deliciosos!— exclamó para después decirle a Megan en tono confidencial—. Escucha, amo a mis hijos, pero también amo cocinar y mis hijos odian hacerlo, ¡pero Min Jung lo adora! Tengo que disfrutar la compañía que me hace en la cocina cuando viene.
—Sí, Min Jung ama la cocina; si no te molesta cuidarlo te lo traeré mas seguido— bromeó Megan.
—¡Aleluya! Un compañero de cocina, eso justamente necesitaba, ni aun Layla me ayuda a cocinar— exclamó el hombre lanzando un grito de victoria.
—Cuida tus palabras Joe, o pronto te encontraras sin hijos ni esposa— amenazó Layla.
—Lo siento cariño, yo....
—¡Papi, ven a jugar con nosotros!— gritó Keyla corriendo a los brazos de su padre seguida por su hermano.
—Bueno, el deber me llama. Megan, gracias por llevarte a mi hermosa esposa de paseo contigo; Min Jung, espero que puedas volver pronto para aprender nuevas recetas. Adiós— dijo Joe despidiéndose.
—Adiós Min Jung, adiós tía Megan— exclamaron con emoción los hijos de Layla corriendo detrás de su padre.
—Me despido, Layla. Min Jung y yo debemos ir a descansar a casa— dijo Megan llevando a su pequeño al auto y sentándolo en su asiento especial.
—Bien, nena cuidate, nos veremos luego. No te olvides de lo que hablamos, adiós bebé— dijo la mujer para después ir a su casa con su esposo e hijos.
—Bien, amor, volvamos a casa— murmuró Megan encendiendo el auto y manejando rumbo a su hogar—. ¿Te divertiste hoy?
—Mucho, mami. Oye, ¿hoy veremos a Minho hyung?— preguntó el pequeño feliz.
—¿Hoy? No lo creo cielo, ya es tarde y él debe tener cosas que hacer— respondió Megan.
—Oh, está bien— dijo el niño.
Después de manejar un rato llegaron a casa, encontrándose con la sorpresa de dos autos y algo mas frente a ellos.
—Wow— exclamó Min Jung con el rostro iluminado.
—¡No puede ser!— suspiró Megan.

Aprendiendo a ser Appa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora