Capítulo 1: Mi pequeño príncipe.

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Megan despertó de su sueño por unos ligeros pero insistentes golpes en su hombro.
Al voltear descubrió que su pequeño Min Jung ya estaba despierto y la movía para tratar de despertarla, cosa que ya había logrado.
—¡Buenos días, mami!— exclamó el pequeño con su adorable vocecita mostrando una sonrisa enorme y su mas tierno aegyo.
—Buenos días, cielo— respondió ella con su voz adormilada.
—Ya es hora de levantarse, tengo que llegar temprano a la escuela— decía emocionado sin dejar de sacudir el hombro de su madre.
—Son las siete de la mañana y tú entras a las nueve— dijo Megan entre bostezos.
—Eso no importa, yo tengo que llegar siempre temprano— insistió el chiquillo.
—Apenas vas en el kinder— respondió ella.
—¡Mami!— reprochó el pequeño.
—Esta bien, esta bien— dijo ella levantándose de la cama—. No se porque tanta insistencia en ir a la escuela, pero tengo que aprovecharte así, cuando estés en la secundaria no vas a querer ir y dirás: "Oh, mami déjame quedarme contigo hoy, no quiero ir a la escuela." Y yo te diré: "Lo siento, cariño pero tienes que ir es tu responsabilidad." Y tu dirás...
Megan entró en el baño mientras seguía balbuceando quejas ridículas, dejando a su pequeño confundido en medio de la habitación.
Al poco rato la chica salió arreglada y tomó a su hijo en brazos para cambiarlo.
—Ven aquí, chiquitín. Tengo que cambiarte— susurró mientras lo cargaba.
Megan lo llevó a su habitación, en donde le puso su uniforme escolar y sus pequeños zapatos.
—Mami, date prisa— murmuraba ansioso el pequeño Min Jung.
—Espera un poco, hijo— respondía ella tratando de tranquilizarlo—. Listo, vamos a la cocina— dijo bajándolo de la cama y tomando su mano para irse.
El departamento en el que vivían era mas o menos grande, Megan lo había comprado cuando se mudó a Corea varios años atrás.
Cuando lo compró no imaginó que en el viviría junto con un pequeño de escasos cuatro años.
Megan se había mudado a Corea para estudiar a los dieciocho años de edad y tenía la ilusión de ser una de las mas grandes abogadas del país.
Sin embargo, terminó embarazada y tuvo que cuidar de su pequeño al mismo tiempo que estudiaba.
Su familia la ayudó mucho, pero no podían hacer nada a continentes de distancia, muchas veces le ofrecieron volver a casa, a Estados Unidos con ellos, pero ella no podía dejar Corea tan fácil, no quería dejar Corea.
Ahora estaba a punto de terminar su carrera como abogada y trabajaba para el señor Lee Dae-Hyun, uno de los abogados mas reconocidos de Seúl, quien había actuado como un padre para ella y como un abuelo para Min Jung.
—Bien, pequeño ¿qué quieres comer?— preguntó Megan sentando a su hijo en uno de los taburetes de la cocina.
—Quiero un omelette, por favor— dijo el niño emocionado.
—Claro que sí, cielo— dijo volteando y cocinando el omelette de su pequeño mientras éste le contaba sobre como eran su amigos, maestros, etc.
—Aquí está: un omelette para el pequeño príncipe Min Jung— dijo Megan ceremoniosamente dejando el plato con comida y un vaso de jugo de naranja frente a su hijo.
—Gracias, hermosa reina— respondió él con una voz sofisticada y una sonrisa.
Mientras comía, Megan observaba a su chiquillo con atención.
Era tan parecido a su padre en tantas formas: las mismas expresiones, el mismo físico, el mismo espíritu competitivo y deportista, la misma seriedad, el mismo aegyo e incluso la misma voz.
No había duda de que Min Jung era hijo de Choi Minho, pero él no había querido reconocerlo. Lo había rechazado sin siquiera darle una oportunidad y el único que había sufrido era Min Jung.
Ese pequeñito merecía un padre que lo amara y que lo aceptara, Megan no podía hacer mucho y le dolía, le dolía saber que nunca sería un buen padre para él.
—Listo, ya acabé— exclamó orgulloso el chico mostrando su plato a su madre.
—Muy bien, cielo. Llévalo al lavaplatos— dijo Megan.
Min Jung hizo lo que su madre le pidió para después tomar su mochila y salir juntos del departamento rumbo al kinder del niño.
Al llegar el pequeño se despidió de su madre y salió emocionado del auto rumbo a su salón.
Megan arrancó el auto y fue rumbo a su trabajo, en uno de los bufetes mas grandes de Seúl.
Su trabajo era simple, consistía en ayudar a su jefe con algunos trámites legales, asesoría a los clientes y ayuda a cualquier persona que preguntara algo.
Antes trabajaba en una cafetería pequeña en la que apenas ganaba lo suficiente para ella sola, un día el señor Dae-Hyun asistió a la universidad en la que ella estudiaba a dar una plática; al verla embarazada se acercó con ella a platicar y fue así como se entero de su historia, le ofreció un trabajo simple con buena paga en el que además adquiriría experiencia para el futuro.
Poco a poco el señor Lee le fue tomando cariño a ella y a Min Jung y fue cuidándolos con mucho cariño.
Así también los demás que trabajaban en el buffet se fueron encariñando con el pequeño niño.
Todos sabían de su historia y del bastardo que la había embarazado para luego abandonarla descaradamente, lo que no sabían era que ese bastardo era Choi Minho el rapero principal de SHINee, y dos de las secretarías que trabajaban ahí eran fans de ese grupo.
—¡Megan!
Y hablando de las reinas de Roma.....
—¿Qué ocurre?— preguntó mirando a las dos chicas.
—Nos acabamos de dar cuenta de algo— dijo Yang Mi emocionada.
-
—Min Jung es idéntico a Yoogeun— continuó Sun Hee.
—¿Sabes lo que eso significa?— agregó Yang Mi.
—No, no tengo ni idea— dijo Megan revisando unos papeles.
—Min Jung es idéntico a Minho, a Choi Minho el integrante de SHINee— respondió Yang Mi.
—¿Y eso que tiene?— preguntó Megan tratando de no ponerse nerviosa.
—¿De qué hablas? Tu hijo podría ser famoso y salir en alguna nueva temporada de Hello Baby— dijo Sun Hee emocionada.
—¿Conoces ese programa, Meg?— dijo Yang Mi.
—Claro que lo conozco— dijo Megan sin verlas.
Y claro que lo conocía, Minho había aparecido en ese programa junto con los demás miembros, él se veía tan emocionado por el bebé Yoogeun y parecía que sería un buen padre.
Poco después de que la temporada acabó Megan se enteró que estaba embarazada y dentro de si conservaba la esperanza de que él quisiera ser padre aun siendo joven.
Sin embargo, no había sido así, él no quería ser padre y la abandonó, dejándola sola y embarazada.
—Entonces, ¿qué dices? ¿Verdad que sí se parecen?— dijo emocionada Sun Hee.
—Sí, un poco— dijo Megan con media sonrisa.
—¿Un poco? Podrían ser padre e hijo, son bastante parecidos— reclamó Yang Mi.
—Chicas, no quiero hablar ahora de su fanatismo por el rapero de un grupo kpop y su parecido con mi hijo, si no les molesta tengo que trabajar— dijo Megan comenzando a caminar hacia el ascensor.
Era cierto, Minho y Min Jung eran muy parecidos, pero eran padre e hijo así que era de esperarse.
Ahora Megan debía evitar que ellas se dieran cuenta de mas cosas y debía evitar que dijeran a los demás del parecido entre su hijo y ese hombre, los rumores en Corea corrían rápido y las empresas siempre estaban en busca de talento potencial infantil y si notaban la apariencia de Min Jung lo querrían para modelo y Choi Minho sabría que tiene un hijo.

Aprendiendo a ser Appa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora