Capítulo 21: Un día de parque

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—Tengan cuidado, por favor.  Manténganse  abrigados y tomen muchas fotos— se despedía Megan agitando su mano con una suave sonrisa en el rostro.

—Adiós, mami. Volveré más tarde. Te quiero— gritaba el pequeño Min Jung desde el auto de Minho.

El chico también se despidió levemente, para después arrancar rumbo al parque para niños de Seúl, donde planeaba pasar un divertido día al lado de su hijo.

—Minho hyung, ¿cómo funciona una cámara?— preguntó curioso el niño desde el asiento trasero mientras revisaba la pequeña cámara infantil que tenía en sus manitas.

—Tienes que encenderla, ajustar el lente y apretar el botón que está en la parte de arriba— explicó Minho mirando de reojo la manera en la que el pequeño hacía lo antes dicho frunciendo el ceño y sacando la lengua—. Tienes la misma expresión de concentración de tu madre.

—Todos lo dicen siempre— respondió el niño sonriendo a su mayor.

Minho sonrió encantado ante la respuesta al tiempo que recordaba los días en que Megan cocinaba para él o lo difícil que le parecía cualquier cosa relacionada con la tecnología. En cada ocasión que algo expresaba curiosidad o dificultad para ella, solía fruncir el ceño y sacar la lengua. Y eso era algo que a él siempre lo había enamorado.

—Hemos llegado— informó Minho estacionando el auto y retirando su cinturón de seguridad.

—Wow— exclamó el chiquillo viendo por la ventana el enorme parque.

—Bien, debemos bajar— dijo Minho abriendo la puerta para ir por su pequeño.

—Minho hyung, es un lugar muy grande.

—Sí, por eso es perfecto para tomar fotos y divertirnos un rato.

—Minho hyung, ¿podemos tomarnos una foto?— pidió el niño extendiendo su cámara hacia Minho con una sonrisa suplicante.

—Claro que sí, tómala tú— respondió Minho abrazando a Min Jung por la espalda y sonriendo cuando el pequeño volteó la cámara y apretó el botón correspondiente.

De inmediato, Min Jung quiso ver su obra maestra de fotografía y con una sonrisa la mostró a Minho, el cual sonrió con emoción. No era la mejor foto, apenas se alcanzaban a ver los ojos de Min Jung y la nariz, la sonrisa y el mentón de Minho. Pero, el pequeño estaba feliz y eso lo hacía feliz a él.

—Es perfecta— aseguró Minho.

—Gracias, Minho hyung. Vamos, tenemos mucho por explorar— dijo el niño jalando el brazo de su mayor para hacerlo ir más rápido.

Padre e hijo caminaron un largo tramo observando los árboles, las plantas y la nieve. Al mismo tiempo, ambos tomaban fotografías que prometieron mostrar al final del recorrido.

Minho miraba feliz como su hijo se agachaba para tomar una foto del tronco de un árbol, al tiempo que tomaba una foto del niño.

—Vamos, Min Jung— llamó Minho al lo que el chiquillo regresó corriendo a su lado—. Hay un par de juegos por aquí, es temporada de invierno y suelen colocar algunas atracciones que quizá te interesen, ¿quieres ir?

—¡Sí!

—Muy bien, es por aquí— dijo Minho tomando la mano del niño y caminando.

Casi de inmediato, Min Jung pudo ver una rampa de nieve por la cual varias personas se aventaban sobre llantas inflables a gran velocidad.

—¿Quieres subir?— preguntó Minho al ver la mirada del pequeño.

Min Jung no sabía qué hacer. Sí quería subir, pero al mismo tiempo se sentía aterrado por tener algún accidente. En ese instante, deseó que sus primos estuvieran con él, así ellos le darían ánimos y tal vez, ya no estaría tan asustado.

Aprendiendo a ser Appa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora