Capítulo 13: Volver a casa.

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Los chicos llegaron a la casa con Min Jung aún llorando.
Habían llamado a Megan para que fuera con su pequeño y había respondido que no tardaría más. Así que la chica ya debía estar en camino.
Mientras tanto, ellos trataban de calmar a Min Jung en vano.
Lamentablemente, el niño estaba muy herido como para poder calmarse y Minho ya no tenía idea de que hacer para calmarlo.
-Min Jung, cariño, calmate; ya todo pasó, estás seguro con nosotros- trataba de animarlo Key.
-Quiero a mi mamá; por favor diganle que venga- suplicó el niño llorando.
-Mamá está en camino, sólo tienes que esperar- dijo Taemin.
-¡Ya sé! ¿Recuerdas que te prometí que conocerías a Taeyeon noona?- dijo Jonghyun.
El pequeño asintió con la cabeza suspirando.
-Bueno, ¿qué te parece si la llamó y le pido que te cante una canción?- preguntó Jonghyun.
Min Jung asintió emocionado. Jonghyun tomó su celular y marcó el número de Taeyeon.
-Hola, Noona- saludó Jonghyun cuando la chica contestó.
-Hola, Jonghyun-sshi ¿qué ocurre?- respondió Taeyeon.
-Estamos cuidando un bebé, que es fan tuyo, pero está llorando y queríamos ver si le podías cantar una canción para que deje de hacerlo- pidió Jonghyun.
-Muy bien, pon el altavoz- respondió la chica.
-Listo estás en altavoz- dijo Jonghyun luego de un rato.
-Hola, chiquitín. Soy Taeyeon noona, me dicen que estás llorando y que eres un fan mío, ¿quieres que te cante una canción?- dijo Taeyeon.
-Sí- respondió Min Jung con la voz quebrada.
-Muy bien, ¿cuál quieres que cante?- preguntó la chica.
-¿Podrías cantar Closer?- pidió el chiquillo.
-Bien, cantaré Closer para ti.
Y dicho y hecho la chica comenzó a cantar la canción para Min Jung quien poco a poco se fue calmando.
Cuando Taeyeon terminó las últimas notas, Megan entró por la puerta del departamento de los chicos.
Min Jung levantó la vista del celular y vio a su madre de pie delante de él.
-Gracias Taeyeon noona, eres muy bonita. Adiós- se despidió el niño y corrió a los brazos de su madre.
-Mi amor, ¿está todo bien?- preguntó Megan abrazando a su hijo.
-Quiero ir a casa, mami- susurró Min Jung.
-Iremos a casa- respondió ella cargando a su hijo y yendo a la salida.
-Megan- Minho la llamó interponiéndose en el camino-. Tenemos que hablar.
-Hablaremos después, debo llevar a mi hijo a casa- respondió ella con firmeza y salió por la puerta.

Tres días después:

Minho por fin pudo reunirse con Megan para hablar sobre lo ocurrido en el café de niños.
-Realmente lamento todo lo que Min Jung tuvo que pasar por mi culpa- se disculpó Minho.
-No es la primera vez que pasa- dijo ella fría-. Hablé con mi hermano de esto, vendrá a Corea el sábado. Hemos hablado como familia y creemos que lo mejor será que Min Jung y yo volvamos a América.
-¿Qué?
-Es lo mejor para él. Allá no es tan malo ser madre soltera y los hijos de Jason podrán defenderlo- respondió ella.
-Es mi hijo, no puedes llevártelo- exclamó Minho molesto.
-Sí puedo y lo haré. Min Jung tiene doble nacionalidad, puede entrar y salir de América como se le plasca, y yo puedo llevarme a mi hijo si así lo deseo.
-No es lo mejor para él. Necesita de su padre, necesita saber que soy su padre.
-Eso no importó durante cuatro años, ¿qué te hace creer que ahora será diferente?
-Ahora lo conozco, me conoce. Te lo pido Megan, no te lo lleves. Es lo único que me queda de ti- dijo Minho con lágrimas en los ojos-. Te perdí por ser un idiota, te lastimé tanto que ya dudo que puedas volver a amarme; lo único que tengo de ti es ese pequeño, si te lo llevas no tendré nada. He empezado a amarlo y estoy seguro de que siente lo mismo por mí; perdí cuatro años, no puedo, no quiero perder más.
-Lo siento mucho, pero esto es lo mejor. ¿Qué será de Min Jung en un país en donde no aceptan las diferencias?
-¿Y qué será de él en un país libertino?
-Esto es lo mejor. Tienes que entenderlo, Minho. Ni Min Jung ni yo nos podemos quedar. No seremos felices aquí.
-Dejame hacerlos felices, quedense aquí. Te prometo que los amaré y los cuidaré siempre.
Minho se acercó a ella y tomó su mano con delicadeza.
-No sigas por favor- pidió ella llorando.
-Megan, te lo pido con el corazón en la mano- suplicó él.
Megan lo pensó unos segundos; le destrozaba ver a Minho así, pero como madre, le destrozaba aún más ver a su hijo llorar.
Su pequeño debía crecer en un lugar sano, seguro, lleno de amor y protección.
Minho les podía ofrecer eso un par de horas, hasta que tuviera que irse y fingir que no tenía un hijo.
La familia de Megan le ofrecía eso por más tiempo, sin negar en ningún momento que ellos existían.
Jason era una figura paterna en la vida de Min Jung. Y la compañía de sus primos solía ponerlo feliz.
Además, Estados Unidos era un país lleno de oportunidades, en especial para los niños como Min Jung.
Y las diferencias sociales eran menos notorias cada día; se buscaba y garantizaba la protección de los niños en todo momento.
¿Qué podía brindarles Minho que ellos no tuvieran en América?
Pero a pesar del notorio desequilibrio en la balanza, había algo dentro de Megan que la impulsaba a darle una oportunidad a Minho. No como pareja, pero sí como padre.
Ella no entendía por qué, pero deseaba creerle a Minho, quedarse con él en Corea.
Tal vez, aunque ella lo negara, en su corazón todavía amaba a Minho.
-Jason viene el sábado, y en lo que arreglamos los papeles y preparamos la mudanza pasará un buen tiempo. Por lo menos cinco meses, tienes hasta entonces para convencerme de que lo mejor para Min Jung es que nos quedemos en Corea. Pero si no pasa, tomaré mis cosas y me marcharé con mi hijo- dijo Megan.
-Gracias, de verdad gracias- sonrió Minho-. Te demostraré que este es el mejor país. ¡Lo haré! Y te quedarás para siempre conmigo.

Al día siguiente:

Min Jung jugaba tranquilo en un parque mientras Minho lo vigilaba atentamente.
El pequeño corría de un lado al otro y saltaba por todas partes sin detenerse.
Minho sonrió de lado cuando lo vio tratar de treparse por la resbaladilla al revés, todavía era un niño y debía pasar cada segundo de esa infancia con él.
Pensó con tristeza en cómo cada vez se perdía más esa infancia, y los padres obligaban a los niños a crecer aún más rápido.
Min Jung no era así; Megan se había encargado de criarlo "a la vieja escuela" haciendo que el niño disfrutara de jugar con lodo, rodar por el pasto, usar resorteras, etc.
Minho miró de nuevo al niño, se arrastraba por el piso como un soldado pecho-tierra, imaginando sabe Dios qué cosas.
No podía dejar que se fuera.
-¡Min Jung, ven!- lo llamó Minho alzando la voz.
El niño se levantó de inmediato del suelo y corrió donde su hyung emocionado.
-¿Qué ocurre, Minho hyung?- preguntó el pequeño curioso.
-¿Te gusta Corea?- preguntó Minho directo.
-Sí, me gusta mucho- respondió el niño sin entender.
-¿Y te gusta estar conmigo y tus otros hyungs?- volvió a insistir Minho.
-¡Me encanta!
-Entonces, debemos convencer a mamá de que Corea es mejor que América- dijo Minho seguro.
-¿Por qué?- preguntó el niño.
-Porque lo es- respondió simple Minho-. El sábado viene tu tío a convencer a mamá de que América es mucho mejor, pero nosotros no podemos permitir eso. Así que vamos a sabotear sus planes, ¿estás listo para esto, soldado?
-¡Sí, señor!- respondió el niño haciendo pose de soldado y sonriendo.

Misión sabotaje comienza ya.

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