09: Promesa

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La palabra desesperado se quedaba corta, quería ir tras ella y besarla, quería huir y comenzar una nueva vida. Verla por las mañanas al despertar despeinado y tal vez hasta con mal aliento, comer sus desayunos aveces pasados o carentes de sal, comprarle flores en días comunes y ver aquella cara de sorpresa que se teñía de rojo.
Recordó las miles de veces que Emma lo regañaba por dejar prendida la cafetera, cuantas veces no le acomodaba el nudo de la corbata.

Fue cuando se dio cuenta que todo eso que el deseaba lo había tenido hace años, día tras día, hora tras hora frente a el estaba ella, mirándolo con adoración, esperando un beso, una caricia de su parte, tenía a la mejor mujer del mundo en casa. La recordó en sus primeros años, era tan alegre, tan divertida, tan segura de si misma, tan decida, pero el la destruyó, poco a poco la hundió en su propia inseguridad, durante dos años hecho a perder a aquella mujer tan feliz, la hizo pedazos, la moldeo con su actitud ¿Pero qué podía hacer ahora? Nada, sólo ver como los años habían pasado, como ella había salido adelante sin el, como había hecho una nueva vida en donde no había espacio para el.

Se removió de nuevo entre las sabanas quienes no le daban comodidad, la puerta se abrió un poco, la luz del pasillo entró a su habitación golpeándole la cara, pero lo ignoró, pensó que había sido el viento, sintió un pequeño dedo picarle la espalda, Justin se giro sobre si mismo para toparse con Amanda con sus ojos llorosos e hinchados.

-¿Qué pasa pequeña, que haces despierta?.- se sentó en la cama y se tallo los ojos para ver mejor a la niña.

-Yo... Tuve una... Pe... Pesadilla y cuando... Tengo... Pesadillas mi papi... duerme... conmigo.- Amanda hacia pausas casi en cada palabra debido al llanto, Justin la abrazó fuerte y la sentó sobre su regazo.

-Puedes dormir conmigo linda, ¿quieres contarme sobre tu pesadilla?.- la rubia dudó unos segundos, pero después asintió.

-Soñe que mi mami conocía a otro señor y dejaba a mi papi, yo no quiero que ellos se separen Justin.- sintió una opresión en su pecho.
-Ellos no se van a separar ¿verdad? porque ellos se aman.- sintió un nudo en su garganta, el no sabía cuales eran los sentimientos entre Ryan y Emma.

-Si pequeña, ellos se aman mucho, ellos estarán siempre juntos con Drew y contigo, nada ni nadie los va a separar, lo prometo.- le costo tanto pronunciar aquello, el no le mentiría a la pequeña inocente, el no se iba a meter en un matrimonio. No con dos niños de por medio. Abrazó a Amanda hasta que se quedará dormida.
Recordó las palabras de la rubia "Ellos se aman" era una verdad a medias, no había duda que que Ryan amara a Emma, el la miraba de la misma forma en que Justin lo hacia, y agradecía tanto que Ryan cuidará del amor de su vida, debía agradecerle personalmente por haber hecho feliz a Emma, por haberle dado la felicidad que el no le dio por su soberbia, Ryan la amaba pero Emma no.

El estaba seguro de que ella aún lo amaba, lo veía en su mirada, en sus actos y aún más ella lo admitía. Ella lo amaba, Justin también pero si Emma llegara algún día pidiéndole estar a su lado, por más que el quisiera no lo haría, no le haría daño a dos pequeños, no le quitaría a Ryan algo que el tiene más que merecido.

Miró el reloj que estaba a su lado, eran las 6:31 de la mañana, no había dormido en lo absoluto sus torturadores pensamientos no se lo habían permitido, miró a la pequeña rubia y la beso en la frente para después salir de la cama con sutileza. Entró al baño que estaba en la habitación, dejó la ropa en el suelo y entró en la lluvia artificial, se relajó tango que sus sentidos se desconectaron casi por completo.
Sintió unas delgadas manos rodearle a la vez que unos pechos pegarse a su espalda húmeda. Rápidamente se giró y vio a Marina desnuda y mojada frente a el, su cuerpo no le causó ningún gusto, se sentía incómodo.

Querido Justin (2da Temporada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora