014: Recuerdos

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El camino de regreso a la ciudad fue en silencio, Justin se dedicó a prestar atención al camino y Emma a leer un libro, ni siquiera los gemelos pues iban totalmente dormidos. Acordaron que no hablarían durante todo el viaje poniendo de excusa que podrían despertar a los niños cuando en realidad era porque se sentían incómodos por lo que habia pasado hace unas horas.

Justin detuvo el auto al lado de la casa de Emma, segundos después Ryan salió de la casa con una sonrisa enorme, abrió la puerta del copiloto y envolvió a Emma en un cálido abrazó de bienvenida, Justin de limitó a mirar hacia otro lado mientras los celos se lo comían vivo.

-Que tal Bieber.- dijo Ryan, Justin asintió con la cabeza y siguió viendo hacia la ventana.

-¿Me ayudas a bajar a los niños?.- le dijo Emma a Ryan mientras le acariciaba el cabello.

-¿Quieres ayuda?.- preguntó Justin de la forma más cortante posible. Emma negó con la cabeza y abrió la puerta de la parte de atrás del auto. Removió un poco a Drew y este se despertó. Tallo sus ojos levemente y sonrió.

-¡Papi!.- gritó para luego lanzarse sobre los brazos de Ryan, Amanda despertó gracias al grito de su hermano y de igual forma abrazó a su padre, quien los apreraba a su cuerpo con demasiado amor.

-Gracias por el viaje Justin, los niños y yo la pasamos muy bien.- dijo Emma nerviosamente.

-No agradezcas, debo irme, adiós pequeños.- los niños lo ignoraron por completo, toda su atención era hacia Ryan quien les contaba cosas divertidas. Se puso los lentes de sol y comenzó a conducir. Vio por el espejo como la feliz familia entraba junto a su hogar. Un sentimiento de tristeza se apoderó de el, como siempre el se iba a su casa sólo, a cenar sólo, a dormir sólo y al día siguiente amanecer sólo nuevamente.

Llegó a casa, subio más escaleras arrastrando toda la tristeza en cada paso que daba, llegó a la habitación e igual como otras cientos de veces sacó las fotos que tenía con Emma. La primera fue el día de la boda, donde estaba Justin levantando la mano de Emma mientras ella daba una vuelta, el gran velo cubría parte del rostro de Emma, pero se podía apreciar la sonrisa de felicidad que tenía en ese momento.

-No puedo creer que estemos aquí, casados, bailando en nuestra boda.- dijo Emma señalando todo a su alrededor.

-Mereces esto y más, te prometi que sería el mejor día para los dos ¿lo estoy cumpliendo?.- sonrió levantando una ceja.

-A la perfección cariño.- le dio un pequeño beso en los labios. Justin tomó la mano de Emma, la alzó y esta dio una vuelta feliz, sintiéndose la mujer más dichosa y el el hombre más afortunado del mundo.

Le sonrió a la foto y la dejó en el suelo mientras tomaba la siguiente, estaban ambos recostados en el pasto viéndose y sonriéndo.

-Nunca le he encontrado forma a las nubes, no se como la gente puede encontrar divertido esto.- entrecerraba los ojos para poder encontrar alguna forma a las nubes.

-No tienes imaginación.- le oego Emma en el hombro. Justin hizo una mueca fingida de dolor.

-Claro que tengo imaginación, te imaginó a ti debajo de mi mientraste hago el amor justo aquí.- le sonrió pícaramente.

-¡Justin! Sólo piensas en eso.- lo regañó.

-No, también te imaginó a ti con un hermoso vestido de novia, persiguiendo a un travieso niño que apenas aprendió a caminar, dándole de comer a nuestros nietos hasta ponerlos gordos, imagino el resto de mi vida a tu lado.- Emma se cubrió el rostro con sus manos. Justin se puso sobre Emma, con delicadeza le quitó las manos y le beso la frente.

Una lágrima resbaló por su mejilla, no habían 10 fotos eran montones y montones de fotografías, donde en cada una había un momento captado, un beso, una mirada, un abrazo, una cara extraña, una pose fallida, cada una tenía una historia y Justin recordaba todas. Muchas veces intento deshacerse de ellas, mas nunca lo logró, era como tirar todos aquellos momentos que atesoraba en el alma. Varias noches cuando no podía dormir, las miraba hasta el cansancio, ahogándose de dolor y tristeza, lamentándose y recordando lo idiota que fue, lo duro que la juzgó, todo por enojo, por soberbia.

De igual forma trató de sacar a Emma de su mente mas nunca lo logró, siempre había algo que hacia que el la recordará. Cuando salia a comer a un lugar y en el menú estaba su platillo favorito, cuando escuchaba alguna canción que a Emma le gustaba, cuando los vendedores tenian entre la mercancía el dulce favorito de Emma. Recordaba su postre favorito por ley, la extraña combinación que hacia con los sabores de helados, su irracional miedo a las alturas y a los reptiles.

Como arrugaba su frente al estar molesta, y lo indecisa que solía ser a la hora de ir a algún lugar. Se ponía a pensar en cuantas noches Emma lloró por el, cuantas veces lo defendió aún cuando no tenía razones para hacerlo, las muchas cenas que se echaron a perder, el odio que sintió por ella cuando pensó que lo había engañado, cuando creyó que ella era la peor mujer que pudo haber llegado a su vida, cuando en el fondo sabía que no había mejor persona que Emma.

Se arrepintió de su soberbia al pensar que nunca se arrepentiría de alejarla, de que jamás la necesitará, cuando no paso ni un mes para que comenzará a extrañarla y sobre todo a necesitarla. El problema era que Emma aprendió a vivir sin el, aprendió a amanecer sin un "buenos días" y a ir a dormir sin un "buenas noches", no necesito de el ni de nadie para sentirse hermosa y plena, ella ya no lo necesitaba, pero el la necesitaba cada uno de sus detalles como un desquiciado, la extrañaba pero el no dejaría que volviera, la dejaría ser feliz, es lo menos que el podría hacer por ella, dejarla ser feliz, sin el. Aceptó que si tuvo el valor de dejarla sola hace años, ahora tendría el mismo valor para verla feliz, sin el en su vida.

Capítulo emotivo, ¿que les ha parecido hasta ahora? ¿Sintieron algo al leer alguna frase?

40 mg y 30 comentarios para seguirla.

Querido Justin (2da Temporada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora