Y yo esperaba un para siempre.

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El techo ya no es especial, mucho menos interesante.

Pero es la única diversión del verano que me queda.

Además del esfuerzo sobrehumano que hago para levantarme todas las mañanas sin tratar de cerrar los ojos otra vez.

Haz cambiado, no me lo creía pero si, estas un poco más alto y tu cabello tiene otro estilo.

Aún así me pareces el mismo, de la actitud risueña y camisa a cuadros.

Me sentí extraña al hablarte de nuevo, cara a cara, pero nunca hubo un momento de silencio, los llenábamos de abrazos y caricias.


 No dejabas de hacerme sentir sola, no sé porque.


Respirar en tu cuello y mirarte fue tan mágico, tan personal, tan infantil y desgastador.

Tan inútil, ¿Quieres saber porque?

Porque nos volvimos a decir adiós.    

Y yo esperaba un para siempre.


Sigo SintiendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora