El sonido rugoso de mi sonata.

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¿Y era yo el centro de atención en realidad?
Podía sentir las miradas clavadas en mí, perforando el alma que ya no podía ocultar.

Sé que podía ver cómo el cansancio agachaba mi mirada.

El reflector iluminaba mi sentido desnudo.

¿Qué podía ocultarle al mundo?

Quisiera ser la calma del acorde, convertirme en la balsa que sostiene los problemas.

Un abismo en donde se esconde el final del silencio.

Sin embargo suena el río, en donde he sumergido aquello que hace eco a las cuerdas.

Todos siguen mirando.

¿Sentirán esto?

El aliento caliente que saco de mi boca, el sudor que resbala por mis dedos, el barboquejo acariciando mi cuello.

Ojalá todos escuchen.

El sonido rugoso de mi sonata.


  

Sigo SintiendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora