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-Mmm... ¿Adonde fuiste cuando me dejaste con Ethan en la fiesta?

Estábamos recostadas muy cómodas en la cama pasando la tarde. Ya se me hacia raro que ella no preguntase por eso.

-Fui a verme con mi amante- dije muy seria, ella frunció su ceño y me dio un golpe en mi brazo -¡Camila! No me golpees, no seas mala conmigo

-No me digas esas cosas, dime adonde fuiste- frunció aún más su ceño tratando de intimidarme. Pero que linda se veía.

-Fui a hablar con Madame Rosie para pedirle un favor.

-¿Qué favor?- reí, creo que se molestó más porque puso mala cara-Dime Lauren.

-He decidido escribirle a mis padres una carta, le he pedido que la entregara en casa, por eso ella ha venido ayer en la mañana. Ya, no te pongas celosa por eso mi fraise- haciendo mi mejor intento de acento francés le di un pequeño besito y la atraje a mi para abrazarla, no quiero que se sienta insegura.

-Es que, tú no te das cuenta, pero todos te miran y no puedo evitarlo, no quiero que me quiten a la mujer más hermosa que existe.

-Pero si la mujer más hermosa que existe eres tú. Nadie va a separarte de mi, tú tienes mi amor- ella se relajó.

-Tampoco mencionaste que le escribirías a tus padres, yo quería mandarles mis saludos- intentó bromear.

-Quizá en la próxima carta les diga que estoy enamorada y les hable de ti, no directamente pero ellos sabrán que existes y que te amo mucho.

-Me gusta como suena eso.

Ella me besó, con sus labios con sabor a chocolate. Claro que le hablaría a mis padres de ella, incluso se lo diré a Ethan en cualquier momento, Camila lo es todo para mi, quizá me espere un mes o algo, cuando estemos en otro lugar... en otro lugar debería estar ahora.

-Por más que me gustaría besarte todo el día tengo que irme, el Capitán me necesita y por tú ser tan bella me he olvidado.

-¿No puedo ir contigo?- hizo un mohín.

-No preciosa mía, pero puedes pasar el rato con Ethan si te aburres, yo sé que él te terminó agrandando.

-No es cierto... bueno, sólo un poco, pero sigue sin gustarme su cercanía, lo estoy vigilando- hizo esa seña con dos dedos hacia sus ojos y luego hacia mi, como señal de que siempre me veía.

-Ves hasta las hormigas que puedan llegar a rodearme, tú, mi pequeña mujer celosa- la abracé apretándola mucho, ella reía y yo le dejaba besos en todos lados-. Regreso rápido, lo prometo.

-Te voy a extrañar.

-Yo también- la solté. Se quitó de arriba de mi para darme paso y poder levantarme. Me puse mi pantalón y las botas.

-Dejame ayudarte- acomoda el cuello de mi camisa. Luego, con sus dedos peinaba mi cabello hacia atrás-Tal y como me gusta. Estás lista para irte- se apoyó en la punta de sus dedos para inclinarse a besarme.

-Ya regreso. Y por favor mi sol, ya no comas más chocolate o te enfermaras y tendrán que llevárselo.

Ella asintió varias veces, sabía que no haría nada para separarla de su preciado chocolate, pero que todo tenía algún límite. Dejé un beso en el dorso de su mano antes de salir de la habitación. Iría a la oficina de Samuel, discutiremos nuestro próximo curso, espero que no sea algo muy arriesgado o tendré que tomar varias medidas al respecto.

-Buenas tardes- hice mi aparición, no estaban hablando de nada importante supongo porque la puerta estaba abierta de par en par.

-Buenas tardes Lauren, cierre la puerta por favor- habló el inglés a cargo de este lugar.

Mar Dorado | Camren.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora