Extra: Espejo 16 y 17- Parte II

7.9K 260 279
                                    

⚠ ADVERTENCIA⚠ Lo que se narra a continuación contiene escenas de auto destrucción, violencia, violación, vulnerabilidad de baja autoestima. No recomendable leer si está pasando por el mal momento o tiene algún trauma con cualquiera de las situaciones anteriormente mencionadas.

-------------------------------------------------------

Sentada en aquella cama ella acabó dormida entre mis piernas, con su cabeza apoyada en mi hombro, murmurando incoherencias, sobre cómo iba a protegerme. Supongo que el cansancio del día, día que ya es de noche, la ha llevado a un estado de relajación profundo. La luna refleja su pálida piel, jamás he visto a alguien tan blanca como ella, su piel parece de harina, lisa y delicada harina, que en ocasiones se dora al exponerse al sol, pero luego vuelve a su estado natural.

Estamos casi a oscuras, con el sonido de las olas al romperse, he cabeceado muchas veces, y me digo a mi misma que debo soportar, que debo cuidar sus sueños, porque ella también lo haría por mí, por eso me obligo a quedarme despierta.

Repaso lo hablado con ella hace rato en mi cabeza, pretende dialogar con la persona dueña del barco, hacer un trato. El único detalle es que algo para ofrecer a cambio de nuestra libertad no tenemos, con simples por favor no van a dejarnos ir, y eso es algo que dejó muda y sonrojada a Lauren, de la ira y la impotencia.

—¿Quieres intentar escapar?— había dicho ella en un susurro.

—Me gustaría que intentar no estuviera de por medio—la verdad sale en un susurro de mi boca— ¿Estás mejor?

—No—responde al instante—. Cinco segundos han pasado desde que estoy despierta y cinco segundos llevo pensando en nuestra situación y en una solución para ello.

—Ahora cinco segundos se te han ido hablando, qué rápido que pasa el tiempo—trato de ser yo la que pone una sonrisa en su rostro en momentos desalentadores—¿Y si le damos lo que quiera?

—¿Qué podemos ofrecer que esa persona quiera?— cuestiona levantando la cara.

—No te hagas la tonta, sabes lo que es más seguro que quiera.

—Esa no es una opción para mí— logro distinguir sus ojos en medio de la oscuridad que nos rodea.

—Cuando eres prisionera no tienes opciones Lauren— pasé mis dedos con torpeza por su mejilla—. No trates de ser valiente. No muestres lo inteligente que eres. No te arriesgues. No te resistas. Sé obediente. Vamos a enredarlo entre nosotras y tengo un plan para ello.

—No me está gustando esto.

—No tiene que gustarte. Si queremos salir de aquí esto es lo que debemos hacer.

Mientras ella reposaba en sueños mi mente se puso a trabajar, y a mi parecer por primera vez en mi vida he tenido una idea buena. Le hablaba a Lauren sobre lo que había ideado, ella me escuchaba atenta, con su cabeza hacia arriba y respirando en ocasiones rápido cerca de mi cuello. A lo que creí que pondría objeción no lo hizo, tampoco estaba muy contenta, pero entre todas las ideas que surgieron en esta tarde-noche, es la que mejor resultado tendría. Y cómo no, si haríamos lo mejor que sabíamos hacer, o al menos eso yo creía.

Una vez que dejamos todo en su lugar, como ambas recordábamos estaban las cosas y Lauren haberse puesto su ropa húmeda, la puerta se abrió justo a tiempo cuando decidimos poner en marcha el plan, unos segundos antes y todo se habría arruinado. Entró un hombre, alto, con cabello amarrado por la parte baja en una liga que a la luz de la velas que sostenía en el candelabro se notaba lacio. Él caminaba por el no tan ahora pequeño cuarto, iluminando puntos ciegos, de los que nunca se me ocurriría alumbrar. Abrió la ventanilla, y el sonido del mar entro junto con el viento, fuerte y frío. Pasó por mi lado, como si yo no existiera, y colocó el candelabro en la mesa.

Mar Dorado | Camren.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora