Capítulo 18

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Advertencia: El capitulo contiene referencias a la auto mutilación.

Dedicarse a cortar el cabello de las ovejas era algo que Emma jamás se habría imaginado que iba a hacer en su vida, pero desde que vivía en el campo de sus padres que ayudaba a Mary Margaret a hacerlo. Había algo relajante en estar rodeada de animales, ellos tenían una energía que la hacían sentir calma. A la vez que le cortaba el cabello a una oveja pequeña, la cual le causaba ternura, su cabeza se vio repleta de pensamientos sobre Henry y Killian.

- Mary, ¿Puedo hacerte una pregunta? – Pidió Emma tímidamente a su madre.

- Claro. – Asistió Mary Margaret.

- ¿Cómo te das cuenta cuando te enamoras de alguien? – Preguntó Emma después de dar un largo suspiro, para tomar coraje de hablar sobre ello.

- Bueno, eso es una pregunta muy personal, supongo que cada uno tiene sus formas. – Dijo Mary Margaret muy pensativa. – Lo importante es saber como te hace sentir esa persona, si te hace feliz, si te trata bien, si la necesitas y la quieres en tu vida. – Explicó mientras pensaba en todo lo que sentía por David.

- Entiendo. – Aceptó Emma contemplando lo que la otra le había dicho.

- ¿Es ésto sobre Killian? – Preguntó Mary Margeret con curiosidad.

- ¿Qué sabes sobre él? – Preguntó Emma defensivamente.

- Tu padre me dijo que los vio juntos, que casi se besaron. – Respondió Mary Margaret recordando la conversación que había tenido la noche anterior con su esposo.

- ¡No puedo creer que te haya contado! - Exclamó Emma algo enojada.

- ¿Vos querías o no que Killian te bese? ¿Se estaba comportando bien con vos o se desubicó? – Cuestionó Mary Margaret preocupada porque el enojo de su hija se deba a que la situación haya sido algo forzada.

- No, por Dios no. – Aseguró Emma sacudiendo su cabeza. – Killian es el primer chico que me trata bien y es amable y respetuoso, y de hecho eso es lo que tanto me desconcierta. – Explicó nerviosa porque no quería que su madre le pida más detalles al respecto.

- Bien, más le vale que te trate bien. – Advirtió Mary Margaret seriamente. – Sino estoy segura que tu padre es capaz de matarlo. – Agregó perdiendo toda seriedad y soltando una pequeña risa.

- No puedo creerlo. – Dijo Emma contagiándose la risa. - ¿En verdad es capaz de hacer eso? – Preguntó.

- Si, tendrías que haber visto lo furioso que estaba cuando me contó que los vio a punto de besarse. Tu padre es muy protector y le va a costar aceptar que estés con un chico. – Dijo Mary Margaret con una sonrisa al pensar en las reacciones de su esposo.

- Pero tendrá que acostumbrarse, yo no soy una nena chiquita. – Protestó Emma.

- Lo sé. – Asistió Mary Margaret. – Pero por más que sepamos y aceptemos que crezcas, siempre vas a ser nuestra hija y te vamos a querer cuidar y proteger. – Explicó.

- Es raro, yo nunca fui la prioridad de nadie. – Comentó Emma enfocando su atención nuevamente en cortar el cabello de la oveja.

- Tranquila, de a poco te iras acostumbrando. – Aseguró Mary Margaret.

Esa noche le costó dormirse. No podía dejar de pensar en Henry, en que estaba solo en la habitación del hospital. Emma quería que Henry despierte, necesitaba volver a escuchar su voz y su risa, necesitaba tener más tiempo con él.

Al otro día se sentía como una zombie en el colegio, demasiado cansada emocional y físicamente como para prestar atención a las clases. Intentó distraerse con la presencia de sus amigos, pero ni siquiera eso parecía ayudar. Recién se calmó un poco cuando fue la hora del almuerzo. Estaba terminando de guardar sus libros en el casillero, cuando Milah, Regina y Zelena se le aparecieron y evitaron que continúe lo que estaba haciendo.

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