¡Llegando a la meta! Comienza El quinto infierno...

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Gracias a todas las que han apoyado comprando la novela. Estamos casi llegando a las 200 ventas en Amazon. Cuando lo hagamos, publico la segunda parte EL QUINTO INFIERNO.

Guarden sus comprobantes de compra porque si quieren saber más, tendrán que enviármelo por Facebook al igual que la captura del comentario en Amazon.

Aquí les pongo los tres primeros capítulos de EL QUINTO INFIERNO. Enjoy.

GPS

Llueve a cántaros.

Llueve tanto que mi visibilidad es prácticamente nula. Disminuyo la velocidad, y finalmente me detengo a un lado de la carretera, con las balizas encendidas para que otro conductor no me lleve por delante.

Es muy peligroso conducir en estas condiciones, y por suerte aún me queda algo de cordura como para darme cuenta.

Apoyo la cabeza en el volante, frustrada, confundida.

Mi GPS interior parece que ha dejado de funcionar.

Hace diez minutos parecía conducirme hacia ese sitio exacto en el que mi alma iba a encontrar lo que andaba necesitando. Pero ahora no logro encontrarme con esa Ana segura de que la felicidad tenía un nombre.

El nombre de un hombre.

¿Qué me está pasando? No sé si es por la lluvia o qué, pero siento que la melancolía se apodera de mí.

Me siento abrumada, realmente perdida.

Estiro el brazo y agarro mi celular. Activo el GPS pero no logro ubicar ni mi propia localización. Tal vez este diluvio sea el causante de que la señal sea tan débil.

Tan débil como yo.

Llueve fuera del auto, y también llueve dentro, porque tengo las manos mojadas. Empapadas por mis propias lágrimas.

No sé por qué lloro en realidad.

Es cierto que la carta que leí hace unos momentos me impactó tanto que sentí que se me abría la cabeza y se me partía el corazón.

También es verdad que estoy sola y estresada en extremo, y que la relación que entablé con un hombre me tuvo y me tiene a mal traer.

Pero no soy de las que lloran. ¡Casi nunca lloro y en la última semana lo he hecho ya dos veces!

La primera vez fue por una tontería; una caída de sistema en el banco fue la gota que colmó un vaso que hace rato rebosaba. En ese momento me puse histérica, pero ahora además estoy triste.

Esta es mi segunda vez, y no tengo muy claro los motivos pero presiento que esta falsa ilusión de estabilidad de los últimos días, ya no regresará.

Estaba bien, estaba inspirada. El guion de mi novela venía fluyendo y eso me traía un gran alivio.

La carta de Hernán me trastornó. La verdad me dio en plena cara y no me lo esperaba.

"...Supongo que estarás en lo de tus padres, escribiendo el guion. Lo entiendo, pero me duele haber recibido un correo genérico como despedida. Esperé inútilmente que me llamaras en Nochebuena, en Navidad... Intenté ser paciente y esperar, pero ya no puedo más.

Me dejaste porque no supe manejar mis culpas, y porque asocié ese castigo que tanto necesitaba a nuestra actividad sexual. Tenías razón, lo admito. Pero el haberte perdido es otro castigo que sin duda merezco, pero no puedo soportar. Simplemente no puedo...

Tengo la esperanza de que si te cuento por qué me siento así, me entiendas y vuelvas a mí. Tal vez no como antes, pero de alguna forma te quiero en mi vida.

Séptimo CieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora