Capítulo 3: Gemidos.

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Al final, Mari había ido de compras, esa era la razón por la cual no la encontraba por ningún lugar. ¿Y saben que fue a comprar? Algo como un mini estante para que guardara mis cosas. Dios, que amable es, todo lo contrario a los demonios de Ken y Rin.
Ahora mismo yo estaba en "mi" habitación acomodando mis cosas tranquilamente. Ordenando ropa por aquí, cosméticos por ahí y cosas por allá. Bueno, no. ¿Se preguntarán dónde estará Rin? Pues, "Yo que sé."
... Bueno, sigamos. Yo estaba felizmente haciendo mis cosillas, cuando de repente siento un portazo haciendo que me asuste bastante, tanto que insultaba en mis adentros a quien lo hubiera hecho.

—¿Q-qué carajos? —Digo mientras volteo hacia la puerta.

Veo un Rin molesto tirándose (literalmente) a MI cama. MI CAMA. ¿ENTIENDEN? Ok, me calmo.

—Ejem, ejem. Te has equivocado de cama. —Le digo al rubio oxigenado intentando que se vaya de mi cama.

—Ok. —Me responde para después darme la espalda y taparse con las mantas que habían.

-Mmm, ¿Y ahora cómo hago para sacarlo?-

—Si te duermes en mi cama, yo me duermo en la tuya. —Le digo intentando que se salga.

—Ok. —Me dice nuevamente.

Yo entrecerré los ojos como si me fuera a aparecer una idea mágicamente, pero no. Pensándolo bien, mejor lo dejo pasar. Dándome por vencida a la acción de Rin procedo a terminar de ordenar mi mini armario. Al terminar de hacerlo, observo mi cama con la ilusión de que aquel chico no estuviera, pero seguía ahí el muy perro. Opté por acostarme en la cama del chico.

[...]

Ahora mismo son las 01:14 AM. Se preguntarán que hago despierta a esta hora. Pues, no tengo sueño.
Salí de la habitación para ir a la cocina y servirme un vaso de agua.
En el transcurso de irme al cuarto con mi vaso en la mano se ve interrumpido por un sensual Rin. Casi me caigo de la impresión.

—¿Qué haces despierto a esta hora? —Le pregunto curiosa.


—Lo mismo te pregunto. — Me dice mientras me mira de reojo Rin.

Tras dicha acción, se da la vuelta y se dirige al cuarto, yo le imito.
Al llegar, por ser la última, cierro la puerta. Dejo mi vaso en una pequeña mesita y dirijo mirada a Rin.
Ya sabes, un chico, una chica, en una habitación, solos... 7u7 bueno, ya.
Éste estaba sentado en su cama recostado en la pared, mirándome. Provocando que me inquietase un poco. Iba a decirle algo pero fui interrumpida. Se escuchó un gemido.
Estaba completamente paralizada. ¿Los padres de Rin lo estaban haciendo? ¿Ahora? ¿En este momento?

-SANTO CIELO, ANGELITO MÍO, DIOSITO MIO. QUE VERGÜENZA.-

Tras unos segundos reaccioné. Me puse roja de la vergüenza y dirigí mi mirada a Rin para ver su cara o, como reaccionaría. Me llevé la sorpresa de que éste me estaba mirando con una sonrisa burlona y traviesa a la vez.

—Pfft, ¡Debiste ver tu cara! —Exclama Rin para luego reírse a carcajadas.

—¿Ya los has escuchado? —Pregunté totalmente avergonzada.

—Si, tampoco es para tanto, eres más inocente de lo que imaginé. —Me dice Rin para luego volverse a reír a carcajadas.

-Se sienten más gemidos-

—¿No es traumático? —Le pregunté todavía más avergonzada. Siento que soy un tomate viviente.

—Al principio sí —Me dice pensativo. Yo sólo bajé la mirada y suspiré. —. ¿Tan traumático es para ti? ¿Quieres un abrazo? —Me dice burlón alzando los brazos en espera de que me tirara a él para abrazarlo.

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Bueno, hasta aquí les dejo el capítulo ;-; baaii

Bajo el Mismo TechoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora