Capítulo 19

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En multimedia: Ariadna y Matt su despedida.

———

Baje por las escaleras de mi casa sin hacer mucho ruido, al llegar a la planta baja escucho unos ruidos por el patio trasero.

—¡ARIADNA SANDERS!—Grita.

—Shh... Ya estoy aquí.— Me acerco a él.

Al estar cerca suyo  unas ganas de besarlo me entran, abrazarlo y nunca soltarlo y decirle cuanto lo quiero pero primero esta dignidad.

—Emm... Yo.— Se calla.

—No sabes que decir ¿no? Irónico. — Hablo con sequedad.

—Yo sólo quería venir a verte.— Se acerca a mí.

—Matt... Yo creo que lo mejor es que nos alejemos un poco.—Hable.

—Claro, es porque estas saliendo con el idiota de Cameron.— Habla con odio.

—A el no lo metas en esto... Tu fuiste el que me perdiste ¿no es así? — Me cruzo de brazos.

—Yo solo pensaba que era un maldito juego Ariadna pero ahora viéndolo desde otro punto estoy enamorado de ti... Sin ti es como si el aire de mis pulmones faltara entiende tu eres la que pones mi días de color de rosa, tu los iluminas.— Habla.

Mis ojos empieza a derramar sus lágrimas, me siento sin aire.

—No se si creerte Matt... ¿Te recuerdas cuando me dijiste "te quiero" por primera vez? Pensé que en verdad lo decías pero solo era otra palabra de tu colección de mentiras.— Musite.

—Si era otra pero lo que te estoy diciendo ahora es verdad Ariadna.— Se acerca otro paso a mí.

—No. Te. Me. Acerques.— Hable entre dientes.

—Solo déjame abrazarte por ultima vez.— Susurro.

Mi corazón se volvió como una pasa, me acerque a el y lo abrace con todas mis fuerzas no quiero soltarlo nunca, por un momento se quedo congelado pero luego envolvió sus brazos alrededor de mi cuerpo.

—No te vayas, Matt. — Susurré.

—Lo tengo que hacer nena, haz tu vida yo haré la mía... Solo quería decirte lo que he estado guardando desde que te viniste de Malibu. — Susurra.

—Yo no podría rehacer mi vida si no es contigo, tu eres el que me ha hecho descubrir el amor, contigo aprendí a querer... Te quiero, Matt.— Besé su cuello.

—Yo también te quiero...— Se callo, trago en seco.

—Solo no te vayas ¿si?— Volví a rogar.

—¡Joder, no hagas que esto sea mas difícil de lo que ya es, Ariadna! ¡Te rompí tu puto corazón por mi egoísmo! ¡Solo quiero que vuelvas a ser la mujer mas feliz que conocí ese día de la fiesta!— Exclamó.

—Ese día era feliz porque ahí estabas tú. — Susurré y un sollozo se escapo de mis labios.

—Solo olvidame ¿si? Suerte nena — Beso mis labios y se fue.

Las lágrimas salían descontroladamente, el aire me faltaba podía ver como la vida te arrancaba lo que mas querías en par patadas, subí a mi habitación y comencé a llorar, ¿por qué esto se puso mas difícil de lo que pensé? ¿el mundo me odia?

(...)

—¿Que tienes?— Pregunta Michi.

—Nada, me he sentido un poco maluca ya sabes Arturo no demora en venir. — Sonreí pero me salió mas bien una mueca.

—He escuchado de que Matt se retiro del instituto. — Sentí un pinchazo en mi pecho.

—No lo se, desde Malibu no hablo con él. —Mentí.

—Mark y yo iremos a visitarlo ¿vamos?— Pregunta Michi.

< Solo olvidame ¿Si?>

—No he quedado con Cam en ir a la playa.— Mentí.

—Bien, si se algo de él te diré. — Sonrió.

—Eso espero, Michi. — Hice una mueca.

Nos sentamos en una de la mesa de la cafetería, comenzamos a comer nuestro almuerzo, unas rubias plásticas se sienta en la mesa de al lado.

—¡Chicas adivinen que...!— Mira en mi dirección.

—¿Que?— Pregunta todas.

—¡Matt le rompió un corazón a una chiquilla del penúltimo grado, según cuentan algunas fuentes jugo con su corazón y ella le creía, eso es tener baja dignidad!— Me mira con lastima.

Me paro bruscamente de la silla y camino hasta su mesa, con mi dedo índice la señalo.

—¡Sabes la poca dignidad la tienes tú, andas con las piernas abiertas todas las veinticuatro horas de todos los putos días rogando a que los hombres te metan su pene en quien sabe a donde, eso es tener baja dignidad y tu eres una de esas!— Hable con odio.

Volví y me senté en mi mesa, Michi veía la acción con la boca abierta, las demás rubias plásticas se empezaron a reír de ella.

—Guau... La vida te dio un giro de trescientos ochenta grados.— Habla estupefacta.

—Se lo tenía merecido la perra esa.— Sonrei.

—¡Esa es mi Ariadna!— Sonríe.

Mi mente no deja de pensar en las palabras de la rubia esa ¿por que ella sabe? Todo esto es como un rompecabezas sin fichas, me siento perdida en el mundo que Matt y yo creamos.... Hay dios como quiero que estés aquí conmigo.

Jugando A Ser Novios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora