Capitulo dieciocho: Santuario para todos, comunidad para todos.

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Capitulo dieciocho: Santuario para todos, comunidad para todos.

Los gritos de Jesse se escuchaban de forma amortiguada, seguidos de unos pequeños golpes contra la madera. No toleraba el olor a alcohol, le provocaba nauseas.

Su madre había salido a trabajar hasta tarde y los amigos de Joe estaban de paso, como cada tarde. Como siempre.

Detestaba el hedor a cigarrillo que se desprendía de la ropa de Bruzz mientras se acercaba a ella estúpidamente. No solo detestaba eso: Detestaba las risas de Joe mientras cerraba la puerta de su cuarto con seguro.

Jesse siempre había intentado cuidarle desde que eran unos niños. Ese día tampoco fue la excepción:

Esta vez, se había armado más de valor y veía con coraje a los amigos de Joe al momento que se colocaba delante de Jessica de forma protectora. Aquella acción solo provoco las risas burlonas de los idiotas compañeros del mayor de los Caster y un gran combo de golpes para el mejor amigo de Jessica.

Jesse se había ganado un buen ojo morado y bastantes golpes en el estomago hasta que vomito mientras Jessica era tomada por Bruzz para llevarla hacia su cuarto.

Ya era toda una rutina que Jesse terminara encerrado en el armario golpeando con fuerza la puerta mientras gritaba. No era novedad escuchar al pequeño John llorar desde la cuna mientras uno de los amigos de Joe se encerraba con Jessica por un par de horas.

Si el padre había hecho lo mismo con ella, ¿Por qué no también su hijo?

Su madre llegaba tarde la mayoría de las veces. Cuando volvía, Jessica ya estaba dormida con los ojos rojos a causa del llanto y John ya estaba recostado en su cuna siendo un esclavo del Morfeo.

A veces, Jesse se quedaba a dormir con ella.

Antes de que Jessica se durmiera, Jesse solía arroparle como una hermana menor sonriéndole a través de su moretón en el ojo. Una costumbre que perduro desde los cuatro años, hasta hacia pocos meses.

Jesse siempre se hería el ojo por accidente o a causa de defender a Jessica de las garras de su padre y hermano, incluso el hecho de verle el rostro en perfectas condiciones, era raro.

Jessica jamás entendió muchas cosas a esa edad. A veces, se tardaba horas y horas viendo hacia la nada intentando comprender que había hecho mal.

Hasta la fecha, se tomaba a veces el tiempo de pensar en aquello. Y la noche que caía ante ella, tampoco sería la excepción.

Ya llevaba rato viendo hacia el suelo, justo donde se encontraba el cuerpo de Alex con los ojos abiertos y brazos extendidos. Aun parecía intentar procesar la situación en la que había estado.

Daryl estaba a espaldas de ella sin saber exactamente que hacer. Adamit abrazaba con fuerza sus piernas apretándolas contra su pecho para evitar que se notara el corte que Alex había hecho en su camiseta. Sin embargo, no era necesario verla de frente para saber que lo había hecho.

Vacilante, se acerco a Jessica por detrás con su chaqueta entre las manos y se la coloco con delicadeza por los hombros para que se sintiera mas cómoda.

Adamit respondió el gesto removiéndose un poco, sin embargo, su mirada seguía fija en el cuerpo de Alex... hundida en un mar de recuerdos que seguramente no eran gratos.

Su mirada se quedo fija en Jessica, se coloco frente a ella abriendo y cerrando la boca varias veces intentando pensar en cuáles eran las palabras correctas para consolarle, sin embargo, no encontraba nada lo suficientemente bueno. Joder.

Daryl Dixon, el arquero. #PTWD2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora