Capitulo tres: Señora de las Liebres.

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Capitulo tres: Señora de las liebres.

"Actualmente no tienes opcion, solo puedes elegir como quieres arriesgar tu vida"

-Hershel Greene.

Cuando la luz del sol le dio en la cara lanzo un gruñido de frustración y se giro sobre las sabanas para cubrir aquella molestia.

Quizá todo esto había sido un sueño, ¿Por qué no?

Seguramente se levantaría escuchando la suave voz de su madre diciéndole que el desayuno estaba listo, pero como ella siempre hacia caso omiso a las miles de llamadas, posiblemente el dulzón aroma a malteada de chocolate le levantaría definitivamente. Probablemente, oiría a su molesto hermanito saliendo de la ducha tarareando una de sus canciones preferidas de los Rolling Stones.

Y a lo mejor Dara estaba a punto de llorar porque era hora de su papilla...

¡Eh, Adamit!

El rechinido de la puerta abriéndose bruscamente se oyó por todo el pabellón D; Jessica se levanto de la cama de un golpe con el cuchillo en mano. Estaba pálida de pies a cabeza y sudaba.

Era irónico haber pensado que su realidad era un sueño. No, más que irónico: Era jodidamente molesto. Frente a ella se encontraba Carl viéndola como si fuese un perro muerto.

Arriba, todos van ahora a desayunar. ¿Qué esperas?

Era molesto que un niñato que media menos de 1.50 le molestase de esa forma. Fácilmente, podría tomarlo de la cabeza mientras el intentaba derribarle, como en esas caricaturas tontas que solia ver su hermana.

Cuando Jessica bajaba del pabellón D todas las miradas estaban tan expectantes en ella como ayer: Las pláticas cesaron y los niños pararon de jugar.

Ahora que lo pensaba, quizá no daba buena pinta. ¿Acaso tenía cara de matona o algo así?

Les impresionas. Hablo Carl con una risita.

Ya habían salido del pabellón D y ahora se dirigían hacia el comedor. La chica pudo notar como Carl movía los labios de la misma forma que su padre e incluso hablaba como él, era curioso.

Jessica rio, incomoda.

¿Por qué debería de impresionarlos?

Carl chasqueo la lengua de forma arrogante y prosiguió hablando:

Se enteraron de que lanzaste el cuchillo a mi padre, que agallas. Además, llegaste a la prisión llena de sangre, creímos que Daryl estaba loco por traer a un caminante aquí.

Jessica se sonrojo bastante apenada, no creía que la noticia corriera tan rápido. Carl, por otro lado, no quitaba del rostro la misma expresión desconfiada y madura digna de alguien de 50 años.

¿Caminantes? ¿Así les llaman?

Mjmm, ¿Tu les dices de otro modo?

Jessica asintió.

Mierda carnívora. Así...les nombro mi hermano.  A Jessica se le quebró la voz al final de la oración, de nuevo, le había nombrado como si estuviese vivo.

Carl asintió.

Lo lamento.

¿Qué?  Jessica se paró en seco.

Carl rio amargamente.

Tu hermano, hablaste de él y luego tu voz se quebró.  El chico abrió la puerta hacia los patios – Así hablan todos aquí de la gente que perdieron.

Daryl Dixon, el arquero. #PTWD2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora