capitulo 11

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Pov Cristián

Llego a la cafetería faltando 10 minutos para la hora pautada de verdad espero no me deje embarcado, se que además de querer salir de la oficina también estaba loco por ver a la dulce señorita Ana. No sé porque pero apenas hablamos por teléfono hace unos minutos y siento unas ganas tremendas de verla. Escojo una mesa un tanto alejada y me dispongo a esperarla, en eso se acerca una mesera de manera muy coqueta, la mayoría de las mujeres tratan de sacarme el número de teléfono o alguna cita para ver hasta dónde pueden llegar conmigo, pero yo estaba muy feliz en una relación así que no tuve la necesidad de buscar nunca a nadie más que no fuera leila. Además que por mi posición siempre debo cuidarme de los escándalos. El hecho que sea joven a impedido que grandes empresario desconfíen en las capacidades de liderazgo que poseo

-buenas tarde guapo.-me dice la chica batiendo me las pestañas y restregando los senos en mi cara- dime ¿que deseas pedir?

-mmm por los momentos nada corazón estoy esperando a alguien-noto que eso ultimo no le gusto dado que izo una mueca de desagrado

-espero llegue pronto tu compañía, si fuera yo no dejaría mucho rato salo a un bombón como tu.

- se lo diré apenas la vea- le digo guiñándole el ojo, ella se pone colorada y eso de verdad me causa mucha gracias. Luego veo como se aleja de la mesa.

Sigo viendo mi reloj y ya son las 4 menos 15. Como que la señorita Ana me va a dejar como novio de pueblo. En eso levanto la vista hacia la puerta y veo a una pequeña y hermosa figura adentrarse... por Dios si es nada más y nada menos que por quien estaba esperando, en definitiva es hoy más hermosa que como la recuerdo, la veo buscando por todo el lugar, yo agito mi mano para facilitar su búsqueda y hacerme notar. Ella se queda detallando me como si no creyera que soy yo, la veo que se acerca a la mesa y yo me paro de mi asiento a recibirla

-pensé que me dejaría aquí esperándote- le digo a medida que me voy acercando para besarle su mejilla en forma de saludo, no suelo hacer eso pero apenas la vi sentí que necesitaba su contacto. Cuando siento mis labios en su rostro sentí como una corriente eléctrica recorrer todo mi cuerpo, y por la reacción de ella estoy seguro que también lo sintió

- este... hola- dice casi en un susurro creo que lo del beso le sorprendió tanto que no logra recomponerse si nena también a mi me afecto ¿ok ese fui yo?- lo siento me distraje en otras cosas. ¿Cómo estás?- me dice tratando que su seguridad regrese

- bien... ¿sabes que tienes los ojos más hermosos que he visto en mi vida?- y de donde salió eso. Bueno aunque mentira no es. Sus ojos me tienen encantado. Ella abre los ojos como plato creo que eso también la afecto dado que se ruboriza de manera tan escandalosa – disculpa no es mi intensión incomodar te solo se me salió no lo pensé- algo apenado mientras corro una silla para que me siente, lo menos que quiero que por mis comentarios la pobre salga corriendo - ok bien que deseas comer o tomar?- le pregunto para qué me vuelva ver y deleitarme con su mirada

-mmmm... mmmm... una limonada estaría bien para mí- dice ella creo que más tranquila. Le hago señas a una mesera para que venga a tomar nuestra orden, la chica al verme se dirige hacia nuestra mesa un tanto coqueta

-si dime me guapo que deseas ordenar- y me percato que es la misma mesera de hace rato y no puedo evitar no recordar su comentario ahora que tengo a Ana al frente mío.

-la señorita quiere una limonada- ignora por completo a Ana y solo se centra a mirarme y coquetear me a mí, no niego que la muchacha sea linda, pero es más del tipo de mujer que le gustan a mi hermano no a mi-y para mí un jugo de fresas por favor – le digo dándole una sonrisa para no ser tan mal educado, claro está que situaciones como estás me incomoda suelo ser grosero con las mujeres pero hay algunas que simplemente... La chica se aleja no sin antes guiñarle un ojo

Mi Empleada MI amor. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora