El día ha llegado

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No volví a hablar con Freddy, ni con Alan. A los dos meses de pelearme con Freddy, él y Miranda terminaron y no de una buena forma al parecer.

Alonso había terminado con Michelle, pero parecía llevarse bien con Nora, y eso fue una puñalada en el pecho. ¿Pero que podía hacer yo? Nunca hice ningún esfuerzo para acercarme a él, no tengo ningún derecho a reclamos.

─Suarez, venga aquí –la maestra de Literatura me había pedido.

Estaba un poco asustada y tuve que recordarme cinco veces que mi estadía en la secundaria había llegado a su fin y había pasado todo, no bien, pero lo pasé. No tenía razones por las cuales preocuparme de lo que la maestra dijera.

─¿Sí, profesora?

─Tal vez no lo parezca, pero usted fue de mis mejores alumnas. La forma en la que escribe...su tercera persona me fascina. Espero algún día me conceda el honor de leer sus libros, Suarez.

Me dieron ganas de llorar. Nadie jamás me había dicho un halago tan sincero, viniendo de una maestra que se había leído más de trecientos libros que recordara...creo que ningún halago podría superar aquello.

─Mu-muchas gracias, profesora –me aclaré la garganta –me dio mucho gusto ser su alumna, ojala todas las escuelas tuvieran a alguien como usted.

Mi último trabajo fue una autobiografía en la que, por supuesto, hablé de Alonso. Hablé de cómo podía reconocerlo de espaldas, de cómo solo oír su voz me ponía la piel de gallina o me hacía sonrojar...hablé de lo que significó para mí y el cariño que le guardo.

No creo que me haya enamorado de Alonso Villalpando, esa es una palabra bastante fuerte que me da miedo de solo pensarlo.

Alonso fue una bonita coincidencia que me hacía los días felices porque tenía una hermosa sonrisa.

Nada más.


Hey, love [Alonso Villalpando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora