Hey, love [Alonso Villalpando]

Tráfico humano

Ésta nueva escuela era un poco distinta a la mía. Yo tenía que ir en busca de los profesores, lo cual era un lata ya que unos no nos dejaban salir temprano y el siguiente profesor se molestaba si le quitaban tiempo. Quisiera que se arreglaran entre ellos y no nos involucraran a nosotros.

Gracias a Dios terminé mi trabajo de Literatura a tiempo y salí antes para poder ir a la clase de Matemáticas...que estaba en el tercer edificio, en la segunda planta. Yo me encontraba en la segunda planta del primer edificio.

Suspiré pesadamente.

Me apresuré a salir y mientras caminaba ponía orden en mi mochila.

Ya había pasado algo así como un mes y medio desde que llegué a la escuela. No muchas cosas habían cambiado. Habían unas personas que me hablaban en mi grupo, pero sólo era para burlarse de mí.

Estuve pensando en hablar con mis padres y pedirles que me cambiaran de escuela. En la anterior tuve suficientes burlas y maltratos cómo para que me molestaran aquí también.

El timbre sonó justo cuando iba pisando el primer escalón del primer edificio y me apresuré a subir antes de que el trafico humano me aplastara y aquí terminara mi corta vida con trece años.

Mis ojos se abrieron por la sorpresa de ver a Alonso recargado en contra la pared del salón al que tenía que entrar. Dudé entre esperar debajo de las escaleras o acercarme y hacer la fila que se suponía que tenía que hacer.

Había decido esperar abajo, pero como soy la persona más torpe del mundo choqué contra la pared y mi gemido de dolor llamó su atención.

En cuanto me vio sus ojos se agrandaron pero giró la cabeza cuando volteé a verlo. Sus mejillas se tiñeron de rojo y por dentro mi corazón estaba gozoso.

Sin darme cuenta, comencé a esperar los martes con ansias.