Los días siguientes al entierro fueron una especie de purgatorio. Sentía el fuego en mi interior, a veces era tan fuerte que no me dejaba respirar.
Y es que las personas tenemos la costumbre de recorrer cada sitio y de recordar cada momento que se vivió con nuestro ser querido que por aras del destino, ya no está más con nosotros.Ver su habitación, sentir su aroma y ver la cuna vacía me recordaban que no fue un espejismo. Que aunque la pena era grande, los aprendizajes y buenos momentos lo eran aún más.
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Rómpeme el corazón de una vez [EDITANDO]
Short StoryHemos leído tantas historias de amor, tantos finales felices en infinidad de libros, pero, ¿y después? ¿Qué hay más allá de ese "y vivieron felices para siempre"? Romina lo descubrió y no ha sido color de rosa. En Dante encontró a su amor v...