conociendo a los sakamaki

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Me encontraba en mi habitación recargada sobre mi cama mientras me sumía en mis pensamientos. Ya era media noche y estaba lista para ir al instituto, me levanté y en ese preciso momento tocaron la puerta, me acerqué y la abrí lentamente para luego dejar ver a ayame una de las empleadas era de aproximadamente unos cincuenta y seis años, es como mi segunda madre la que prácticamente tomó el lugar de la verdadera, y se preguntarán porque bueno cinco años atrás de que mi padre nos abandonara a mi madre y a mi decidió darse otra oportunidad de encontrar el amor que no fue con nada más ni nada menos que el político más reconocido de todo el mundo tougo sakamaki, y con el cual ella aceptó casarse.

Después de la gran ceremonia, el decidió llevarnos a una de las tantas mansiones que tenía en la cual había afirmado vivían sus hijos. Yo tan sólo tenía quince años cuando los conocí, estaba emocionada y nerviosa a la vez ya que desde ese momento viviría oficialmente bajo el mismo techo que ellos , la verdad era que pensaba en poder hacerme amiga de ellos y no sabía muy bien como dirigirles la palabra o como entablar una conversación con ellos sin fallar en el intento ya que era y sigo siendo una chica tímida con pocos amigos.

Cuando por fin habíamos llegado me asombré de lo grande que era, observé a mi madre quien tenía una gran sonrisa y de seguido miré a tougo que al verme me ofreció una sonrisa acogedora apartó su mirada de mi para después darle un pequeño y corto beso en los labios de mi madre se separó y nos dio señal para que lo siguietamos. Entramos por una gran puerta y Sentí mis manos sudar Porque lo admitía estaba bastante nerviosa, seguimos adentrándonos en la gran mansión y nos detuvimos en salón bastante grande, estaba detrás de mi madre y tougo por lo que no podía ver muy bien el lugar.

- hijos míos que alegría verlos hoy les agradezco que estén reunidos hoy aquí, sin más rodeos quiero presentarles a mi esposa.- dijo.

- Es un gusto conocerlos muchachos soy una amiga más para Ustedes.- habló mi madre.

- y bueno ella no es la única que quiero que conozcan- y en ese momento mis nervios aumentaron cuando se hicieron a un lado y me dejaron ver las siluetas de seis chicos bastante guapos, ellos me miraron fijamente lo que causó que me sintiera un poco incómoda.

- Mucho gusto, mi nombre es komori yui y espero que nos llevemos muy bien- hablé.

- el gusto es nuestro por favor sientan se a gusto son bienvenidas.- dijo un chico de cabellos negros y anteojos se veía bastante serio.

- Permitítanme presentarles a mis hijos.- habló tougo.- mi hijo mayor shu- señaló a un chico de cabellos naranjas y ojos tan azules como el mar realmente hermosos.- el segundo mayor reiji, los trillizos raito, kanato y ayato - señaló a tres chicos que estaban cada uno en sillones separados- y el menor subaru - dijo apuntando con su mano derecha a un chico de cabellos plateados era realmente hermosos, su belleza masculina me llamó la atención porque nunca había visto a un chico como el, era curioso lo miré atentamente y pareció que se dio cuenta que lo miraba porque su mirada se cruzó con la mía haciendo que la apartara rápidamente-.

- Yui querida, puedes sentarte con mis hijos y empezar a conocerlos, yo iré a mostrarle el lugar a tu madre- habló.

- Emm si c claro.- tartamudee.

- bueno nos vemos más luego, sean amistosos con ella chico.- espetó con aparente preocupación.

Dicho esto giro sobre sus talones y se marchó junto a mi madre, yo sólo veía como se alejaban cada vez más de aquel gran salón hasta que no había quedado rastro de ellos. Me quedé mirando por unos minutos el pasillo por donde de habían ido, cuando el carraspeo de una voz me sacó del trance en el que me encontraba. Me giré rápidamente para encontrarme con el ceño ligeramente fruncido de seis chicos.

- Lo Siento mucho no quise hacerlos esperar.- Sentí mi cara arder en ese momento sabía que estaba completamente roja de la vergüenza.

- Da igual yo me largo de aquí no quiero perder mi tiempo con niñatas como tu.-dijo un un chico que recordé se llama ayato.

- Pienso lo mismo que tu hermano.- habló esta vez el mayor de los trillizos con molestia en su voz, dicho esto se fue junto a el dejándome con los demas.

- por una vez en mi vida en mi vida estoy de acuerdo con ayato, no Pienso perder mi tiempo con ella reiji así que yo también me voy.- habló ahora subaru.

- Esta bien no voy a obligarlos a quedarse; los que quieran irse pueden hacerlo.- dijo reiji.

Fue entonces cuando cada uno de los que quedaban fueron marchándose, dejándome sola en aquel lugar.

Estaba realmente sorprendida, pero poco a poco fue cambiando a un sentimiento de tristeza, una vez más había sido rechazada porque si, desde que Tengo memoria haber sido rechazada por los chicos y chicas de mi edad y mucho más en la escuela, no tenía amigos y mucho menos algún novio aunque eso nunca me llamó la atención.

Me quebré por dentro y Sentí mi vista empañarse por las lágrimas que amenazaban con salir, respiré hondo y decidí relajarme y buscar a mi madre, preferí guardarme lo que sentía sólo por ella porque se le veía feliz y si ella lo era yo también.

Dos años después ocurrió el accidente que fue apagando su vida y finalmente arrebatándosela, tougo la pasó muy mal desde ese momento durante los años que mamá estuvo viva el se comporto como un padre, ya no era el mismo hombre cariñoso y carismático que era, ahora era amargado y en su mirada se veía soledad y tristeza. Y a partir de ese día mi vida en aquella mansión se volvería completamente un caos.

Eres MiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora