CAPITULO 8

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Me sentía tan débil, traté de levantarme pero un fuerte dolor de cabeza me obligó a permanecer en mi lugar. Traté de recordar algo pero el dolor me atormentaba, puse mis dos manos a ambos lados de mi como si con eso el dolor cesaría, me acosté nuevamente boca arriba y miré hacia el techo. Luego de unos minutos ya me sentía mejor y con ello mis recuerdos, quería salir de aquel lugar estaba asustada no sabía y no quería ni imaginarme lo que me harían, ya bastante tenía suficiente de seis sádicos vampiros que cada vez que tenían sed hacían lo que quisieran conmigo para que vengan más y arruinen mi vida, que de por si ya bastante dañada estaba. Me levanté y me acerqué a la puerta para poder irme cuando una voz masculina me impidió que diera un paso más.

- Yo que tu no haría eso.- dijo una voz a mis espaldas.

Me giré un poco para ver de quien provenía esa voz, y era un chico de cabellos marrones y ojos del mismo color que reflejaban irritación, por instinto, retrocedí ya que se notaba que también era un vampiro, el lo notó y chasqueo la lengua con irritación.

- tsk que molestia.- dijo dándole una gran mordida a una manzana.

- Q-quien eres.- le pregunté.

El sólo me miró con molestia y respondió con algo de cansancio.

- yuma... Mukami yuma.- contestó mirando hacia algún punto fijo.

- Que hago aquí, quiero irme por favor llevame a casa.- le dije. El sólo río y en un abrir y cerrer de ojos lo tenía frente a mi.

- lo Siento cerda pero creo que no podré ayudarte.- dijo mientras me acorralaba contra la pared.

- ¡A-alejate !.- hablé por su tan pronta cercanía.

- ¡Olvidalo, muero de sed! Así que dejame chuparte la sangre.- corrió un poco mi cabello exponiendo por completo mi cuello.

Sus afilados colmillos hicieron contacto con mi piel ocasionando un irremediable dolor, traté de apartarlo pero no pude moverlo ni un centímetro, cuando creí que iba a desmayarme, se separó de mi, y me miró a los ojos.

- nunca había probado algo así, es mucho más dulce que el azúcar. Dijo mientras se acercaba nuevamente a mi.

Sólo cerré los ojos fuertemente para esperar su mordida, cosa que nunca llegó porque alguien lo impidió.

- tsk, que pasa azusa.- dijo.

Dirigí mi mirada hacia la otra persona, y era un chico pálido, de cabello oscuro y noté que tenía una cicatriz cerca del puente de su nariz se veía un poco tímido, mis ojos llegaron a parar hacia los vendajes que tenía en sus brazos. Sus ojos se enfocaron en mi y rápidamente miraron a yuma con curiosidad.

- Quien... Es... Ella.- preguntó nuevamente mirándome.

- tsk no Losé, abra que preguntarle a ruki.- dijo mientras se separaba de mi.- y bien a que viniste azusa.

- ruki... Me... Dijo que... Ya.. Estaba lista... La cena.- dijo para después marcharse.

- ¡ya era hora moría de hambre! Oi cerda ¿vas a quedarte ahí?, si no bajas te quedarás sin comida.- desapareció dejándome sola en aquella habitación.

Suspire agotadamente, no tenía de otra debía comer para para reponer energías por la pérdida de sangre, no quería que mi anemia empeorara. Sería una larga noche, me pregunto si los sakamaki estarían buscándome. Negué con la cabeza ante aque pensamiento, era obvio que no se habían dado cuenta de mi ausencia ni siquiera les importo que tonta EH sido en pensar que alguna vez para ellos llegue a ser alguien importante. Salí de aquella habitación y me dispuse a encontrar el comedor, el lugar era inmenso y parecía no tener final.

Luego de unos largos quince minutos había llegado a mi destino, ya estaban sentados degustando un poco de la comida, me senté entre yuma y el otro chico que había bebido de mi en la escuela por lo menos sé su nombre. La cena transcurrió tranquila y al terminar cada uno se iba a sus respectivos cuartos, yo iba a hacer lo mismo hasta alguien lo impidió. Era ruki y me pidió que fuera un momento a su despacho, me resigne a sólo asentir y lo seguí.
Si que sería una larga noche, además también quería explicaciones del porqué me encontraba en este lugar.



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