Capítulo 10

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10.

Sonó la alarma de su móvil, espabilándolo y haciéndole gruñir. Suspiró pesadamente al ver el reloj, que marcaba las siete de la mañana. Quería volver a casa antes de que Claudia se despertase, por lo que se incorporó retirando con cuidado el cuerpo de Stiles de encima de su hombro.

Se vistió en silencio, alargando un poco la hora de despedirse del castaño, y cuando estuvo preparado se inclinó sobre él y lo besó en la sien sentándose a su lado. Lo movió un poco ganándose un gruñido molesto de Stiles. Éste abrió los ojos y lo miró confundido.

—¿Derek? ¿Qué pasa?

—Tengo que irme, debo de estar en casa antes de que Claudia se despierte. —El castaño asintió adormilado y se incorporó, levantándose de la cama a continuación.

—Te acompaño abajo —susurró yendo al baño. Salió a los pocos segundos con los ojos un poco más abiertos.

Bajaron las escaleras y antes de abrir la puerta, Derek se giró hacia Stiles suspirando en voz baja. Lo abrazó sin mediar palabra y lo apretó contra él, doliéndole en el alma no poder quedarse más rato allí. Lo miró unos segundos y lo besó con ansias, acariciándole ambas mejillas, y se separó con una sonrisa en el rostro.

—Te quiero Stiles, gracias por esta noche.

—Gracias a ti por tener una hija superdotada —bromeó besándole unos segundos más—. Rescata a Claudia de la feminidad de Lydia y que siga jugando con dinosaurios.

—Lo haré —dijo riéndose y dándole un último beso antes de marcharse.

Stiles suspiró en voz baja y se apoyó en la puerta con una sonrisa idiota. Había sido sólo unas horas con su antiguo amor pero todo lo que habían hablado, lo que había ocurrido era algo que a pesar de todo seguía en el aire, y le alegraba que por fin hubieran cerrado el capítulo, pero el siguiente ya había empezado. Por fortuna el libro seguía y él empezaba una nueva etapa con Derek, llena de incertidumbre, eso sí, pero al menos siempre se tendrían el uno al otro.

***

—¡STILEEESSS! —El niño se tiró encima del castaño cuando abrió la puerta de casa de John. Empezaron una pelea, uno por liberarse y el otro por despeinarlo, en la que ganó Alan claramente.

—Suéltame enano —dijo entre risas cogiendo al niño y metiéndolo en la casa. Anna lo saludó con una sonrisa y lo besó en la mejilla.

—John aún está arriba, sube a saludarlo —le comentó echándole una mirada de soslayo dándole a entender que su tío quería hablar a solas con él.

—Te dejo a este monstruito aquí. —Dejó al niño en el suelo y subió rápidamente las escaleras.

La casa de su tío siempre le había encantado. Tenía un montón de habitaciones siempre con cosas curiosas; su favorita era el cuarto de maquetas de barcos en miniatura. Siempre se preguntó por qué John nunca tuvo hijos y dejó a su primera mujer hasta que él mismo se decidió a preguntárselo. Todo fue porque su ex mujer quería tener hijos y aunque lo intentaron por todos los medios, resultó que John era estéril. Cuando ella se enteró, lo terminó dejando y John se centró en su trabajo como sheriff. Por eso quería tanto a Stiles, y adoraba enseñarle las maquetas, aunque alguna vez rompiera alguna, John nunca se enfadaba, siempre estaba feliz.

—¿Tío John? —preguntó viendo luz en el baño. El hombre abrió la puerta y sonrió, indicándole que estaba lavándose los dientes y que esperara un momento. Se limpió la boca y fue a su encuentro.

—¿Y? ¿Qué tal estás? —preguntó refiriéndose a la cita con Derek. Ante la amplia sonrisa de su sobrino, esbozó otra y le palmeó un hombro—. Con que tú estés feliz me conformo. Y sé que eres mayorcito como para saber qué es lo que te conviene o no, así que pase lo que pase aquí estaré para lo que quieras.

Titan #2: Until thenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora