Extra (one and only)

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1 año después

Resopló por enésima vez en lo que llevaba de mañana. El día anterior habían llevado a Claudia al campamento para que fuera monitora por segundo año, y por un problema en la reserva de la casa, no podrían ir hasta la siguiente semana, pero una tradición era una tradición, e igualmente iban a ir aunque fuera con retraso.

Estaba ordenando el cuarto de la chica, que debido a su popularidad, por llamarlo de algún modo, no paraba en casa y no se ponía a limpiar su habitación. Derek no llevaba nada bien el hecho de que su hija pequeña -no era pequeña, al menos ya no- saliera tanto, pero sabía que debía guardarse la lengua en el culo -o guardarla en el de su marido, como bromeaba Stiles siempre.

Mientras echaba la ropa a lavar, vio la camiseta que Claudia tenía colgada en la pared de su último año como integrante del campamento, antes de convertirse en monitora.

Sonrió con nostalgia, leyendo los mensajes que le habían puesto sus amigos de entonces. Sabía que con algunos seguía teniendo relación, tal y como él había mantenido el contacto con los amigos que hizo entonces, y suspiró sentándose en la cama de Claudia.

De esa guisa lo encontró Derek, que enarcó una ceja al verlo con la mirada perdida en la pared de la habitación. Se acercó a él y se sentó a su lado, cayendo entonces en lo que miraba su marido.

—Te trae buenos recuerdos, ¿no? —preguntó suavemente el moreno, cogiendo la mano del otro.

—Muchísimos —sonrió con nostalgia, acariciando distraídamente el dedo anular de Derek, recorriendo su anillo de casado como una manía personal que tenía, para recordarle que el amor de su vida estaba atado a él para siempre, y encima voluntariamente.

—La sigo teniendo en casa de mi madre —comentó Derek—, guardada en el armario, en el último cajón, dentro de una bolsa para que no se estropee.

—Yo no sé dónde está —confesó Stiles torciendo el gesto—. Creía que estaría aquí, pero hemos limpiado la casa a fondo miles de veces y nunca ha aparecido.

—Lo siento...

—No lo sientas, siempre fui un puto desastre.

—Pero ser desastre es lo que hizo que te quisiera tanto. —Stiles rio en voz baja y lo miró, apartando la vista de la camiseta y observando a su marido. Las canas le sentaban realmente bien, y había desarrollado una fijación por acariciarle el pelo con aquellas vetas blancas.

—Me odio por no haberla guardado mejor, me encantaba entera, y fue muchas veces mi refugio dentro de esta casa. Me la ponía y os sentía cerca, te tenía al lado aunque no supieras dónde estaba.

—Sigues mereciéndote sólo sonrisas y cosas bonitas.

—Y al final me acabó pasando todo lo bueno que no tuve antaño.

Derek suspiró largamente y sonrió de medio lado, abrazando a su marido y besándolo en la sien, recordando tal y como estaba haciendo Stiles todo lo vivido en aquel campamento que les dio tanto.

***

—No aguanto tanto misterio —repuso con fastidio Isaac, agradeciendo la cerveza que le tendía Mia, que se sentó a su lado con otra, dándole a Derek y a Scott una a cada uno—. ¿Para qué has venido a escondidas de Stiles?

—Es que le quiero hacer una sorpresa —explicó Derek mirando a Scott, que jugaba con unos muñecos de los hijos de Isaac y Mia. Éstos estaban en el campamento también, así que en la casa se respiraba tranquilidad.

—¿Porque eres odiosamente detallista y mi marido no lo es? —preguntó Mia con retintín. Isaac resopló.

—No es mi culpa que el listón esté tan alto.

Titan #2: Until thenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora