Capítulo 29. "Es parte del plan A"(1/2)

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Bueno ante de que empiecen a leer el capítulo quiero decirles que no escribí mucho, por motivos personales. No tengo celular ahorita, mi tablet se daño xd. Por ahora estoy usando la tablet de mi novio.
Surgieron problemas en mi familia y estoy en plena mudanza, así que solo pude escribirles esto. Perdonadme por no subirles capítulos tan seguido, espero y puedan entenderme. GRACIAS POR LEER...

Los dejo que lean

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Ok, esto se está poniendo fuera de control. No sé dónde está April, la he buscado por toda la casa, pero no lo la consigo... Realmente estoy preocupado. Mi celular vibra en el bolsillo delantero izquierdo lo que me hace sobresaltar.

Llamada entrante

April Tyler

¿¡Dónde estás!? —pregunto casi gritando.

Estoy en... El... En el... —y de pronto se colgó la llamada. Entré en pánico.

¡April! —llamé una vez más, hasta que cayó la llamada.

Sótano —dice y se puede escuchar cierta interferencia.

No te entiendo April —digo preocupado.

Ca... Ca... sa... Sótano —pude oír un poco.

¿En que sótano? —cuestioné.

En... ca... sa... esca...le...ra —y antes de que pudiera decir una palabra más, se colgó. Devolví la llamada pero sonó la contestadora.

—¡Malvada sea! —grite frustrado— ¿Dónde mierda se supone que hay un sótano? —dije en un susurro y entonces recordé las palabras de April, "escaleras".

Un sonido provino justamente cerca de ellas.

Caminé hacia estas y subí y bajé un par de veces, pero no veía algún indicio de puerta o algo que me indicará la entrada a un sótano. Bajé y entré al pequeño cuarto donde se encontraban los objetos de limpieza, cerré pero volví abrirlo, me detuve y me alejé un poco, este pequeño cuarto estaba debajo de las escaleras, me acerqué y entré en este y empecé a darle golpes en las paredes pero nada.

Escuché un golpe provenir de abajo y mi mirada en menos de un segundo ya estaba en él, unas pequeñas ranuras que yacían en este ya que era de madera hizo que me agachara y con la ayuda de la linterna de mi celular alumbrara, hale un pequeño gancho de hierro y logré subirlo.

Una escalera de metal se encontraba, bajé cautelosamente y cerré, al tocar piso, todo estaba oscuro, esto era raro no sabía que hacer, y mucho menos sabía que acá había un sótano, empecé a caminar alumbrando y buscaba algún encendedor pero no encontré nada, me acerqué y un pequeño dolor sentí en mi pie derecho, había tropezado con una caja de madera, en realidad era un baúl, me agache con cierta curiosidad pero antes de que lo abriera sentí un dolor insoportable en mi espalda.

Giré drásticamente en medio de quejidos y alumbre hacia el lugar de donde provino este.

—¡Mierda! —me sobre salte— ¡me has hecho llevar un susto joder! —me quejé.

—Lo siento, lo siento, no sabía que eras tú —se disculpó.

—Ya no importa —dije con una mueca ya qué, el dolor en mi espalda era insoportable— ¿Estás bien? —me acerqué y la miré.

—Estoy bien, pero tengo mucho miedo Connor —me abrazó.

—Aquí estoy nena —acaricié su cabello—. Ahora todo va a estar bien, ahora subamos que este lugar me pone los nervios de punta —me separé y tomé su mano y subí junto con ella— ¿Cuándo pensabas decirme que había un sótano? —cuestioné algo divertido, cerrando la tapa de este.

—Se supone que no debías saberlo —dijo en un murmuro, casi inaudito. Fruncí el ceño.

—¿Por que? —cuestioné curioso.

—Porque no Connor —regañó y se dirigió a la cocina, me senté en el sofá. Me preguntaba por que no podía saber la existencia de ese sótano, al igual que ese baúl me llamó bastante la atención.

Encendí la TV y puse mi canal favorito. Aunque me encantará mucho el programa no podía fijarme en ello, simplemente veía la pantalla pero mis pensamientos se acumulaban y las preguntas fluían mucho más.

—Así que te estás viendo Súper Shore —dijo algo emociona, me giré a verla pero algo diferente me llamó la atención.

—¿Y esa cadena? —pregunté.

—¿De que hablas? —dijo algo confundida, me levanté y me acerqué a ella.

—Este collar April —lo agarré en mis manos, se quejó.

—Calmate, me estás ahorcando —dijo con miedo, bajé la mirada y solté el agarre.

—Lo siento —me disculpé, y me dirigí hacia las escaleras— vamos, desde hoy en adelante dormidas conmigo —hice una paus—. Estarás a salvo ahí si yo estoy cuidándote.

—Está bien —dijo y apagó la TV y se dirigió a mí, me di vuelta y subí las escaleras hasta llegar a mi habitación.

"Intercambiando diferencias"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora