Capítulo 4: Castigo

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 Lysandro

Me disponía a ir dónde Nathaniel por mi castigo. Era tal vez la primera vez que tenía uno, esperaba que no se volviese repetitivo.
En el camino, me encontré con Farrés. Me detuve, porque me habló.

— Lysandro, ¿Así que está castigado?

Asentí con la cabeza.

— Primero lo veo alentando a un compañero a hacer bromas durante clases, y ahora, buscando espiar los expedientes.

— Lo lamento, no volverá a pasar.

— No sé si creerle, me parece que usted está cambiando. Le está haciendo mal hablar con ese chico Armin.

¿Por qué lo trataba cómo el malo del cuento? Sí, ya sé que es molesto, infantil, gritón, impertinente, torpe, se la pasa jugando videojuegos en vez de prestar atención en clases, no estudia, le va mal, llega tarde, no hace ejercicio y está totalmente obsesionado con esa consola. Pero, es muy divertido pasar el rato con él, además que, por lo que he visto, sabe defender con dientes y garras si apreciaba a alguien. Alto ¿Acabo de pensar por un segundo que Armin me aprecia? No, el me considera como conocido y tal vez amigo. No debo ir más allá, es malo juzgar de buenas a primeras.

Bueno, cómo decía....

Am... ¿Qué hacía?

Ah sí, hablaba con el señor Farrés y...

— ¿Lysandro, en qué piensa?

Me había distraído pensando en lo que me había dicho.

— Nada importante, bueno. Discúlpeme profesor, pero debo ir al castigo. Hasta mañana.

— Hasta mañana, cuídese.

Llegué a la sala de delegados, pero Nathaniel no estaba. Sólo estaba ahí Melody acomodando unos papeles, tarareando algo que yo no podía reconocer.
La saludé, tal vez ella sabía dónde estaba Nathaniel.

- Hola Lysandro, no he visto a Nathaniel... ¿Por qué lo buscas?— me preguntó.

¿Por qué parecía cómo si estuviera celosa, o preocupada tal vez?

— Me castigaron, y él está a cargo de ello.

— Oh, claro.—suspiró. Por alguna razón parecía aliviada.

— ¿Lo has visto?

— No, pero mejor será que lo esperes aquí.

Apuntó una de las sillas que estaba por allí, me senté y ella se fue.

Estuve casi media hora esperándolo, hasta que al fin apareció. Parecía agobiado, más de lo normal.

—¿Qué haces aquí?, preguntó.

— Me castigaron, ¿no te dijo la directora?.

— ¿Castigo? ¿¡Para ti?!

Todos se exaltaban cuando escuchaban eso, era como si yo hubiera hecho un pacto con el diablo o algo así.

— Sí, es una larga historia.

— Bueno... La directora no me había dicho nada, lo lamento. No tengo nada planeado.

— No te preocupes, no es tu culpa. De alguna forma cumpliré las dos horas de castigo.

Llegó la directora, y Nathaniel le explicó que no le había dicho sobre el castigo. Así que, ella abrió el Aula A para que pudiera cumplir las horas. Mi castigo era simple, escribir 100 veces "No debo revisar los expedientes de los demás" . Si supiera que yo estoy totalmente en contra de ello, me trataría de hipócrita, o pensaría que estoy tratando de caer bien. Yo nunca he entendido de qué sirven este tipo de castigos. Si alguien que mató a otra persona escribe 100 veces "no debo matar", claramente no le ayudaría a ser mejor persona y dejar de ser un asesino. Cómo sea, en menos de una hora ya había terminado. Nathaniel recibió mi tarea y estuvimos charlando un buen rato.

No te lleves el control  (Lysandro X Armin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora