Capítulo 18

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-Juro que lo mato.-dice Albus, a la mañana siguiente de esa noche en la que yo había sido "refrescada" por James. Esa mañana, amanecí con un dolor de cabeza horrible y un resfriado. Además de una alta fiebre. Albus me hacía compañía mientras la abuela preparaba una poción que me curaría. 

-No pasa nada, la abuela Weasley me va a curar con esa poción.-le tranquilicé yo, mientras él me arropaba.

-Si, ¿pero el mal rato que te está haciendo pasar ahora mismo?-me dijo, mientras me mullía la almohada. Yo sonreí.

-Ya me vengaré, tu no te preocupes.-le aseguraba, y luego él me hizo beber un poco de chocolate caliente (que había preparado especialmente para mi).

Al cabo de un rato, llegó la abuela Weasley con esa milagrosa poción que, en teoría, me sacaría de mi naufragio de mocos, fiebre y jaquecas. Al dármela de beber (no sabía a zumo de calabaza, precisamente), me dijo que tendría que esperar una hora o una hora y media para que surtiera efecto.

 Luego, se fue y me quedé sola en mi habitación. Al principio me sentí abandonada y desgraciada, pero luego reparé en que ese era el momento idóneo para preparar mi venganza. 

Cuando expiró el plazo determinado por la abuela Weasley, me fui a dar una ducha. Ahí empecé mi venganza. 

Me envolví en una toalla (productos Weasley) y me fui a mi habitación a cambiarme. Con una sonrisa, comprobé que había dado resultado: todas las partes de mi cuerpo que habían tocado esa toalla, estaban de un naranja chillón. Grité, y al cabo de unos segundos, entraron en mi habitación Albus, la abuela Weasley y el señor Potter. No os preocupéis, que me había puesto un camisón, no muy corto pero no tan largo como para que me tapara mi  color cítrico del cuerpo. La señora Weasley me miró muy sorprendida y con los ojos muy abiertos. 

-yo... me estaba duchando... y entró alguien...-balbuceé, mirando asustada mi cuerpo. Albus, que entendió en seguida la situación, ocultando una sonrisa, se metió en su papel. Cerró los puños y apretó los dientes, y luego, miró a su padre.

-Ha sido James, papá. Ayer le tiró un cubo de agua helada a Emma.-le explicó, y luego, su padre llamó con un grito a James. Este vino a su encuentro con el ceño fruncido y expresión sorprendida. 

-¿Que pasa?-preguntó. El señor Potter le fulminó con la mirada.

-Mira a Emma. ¿Porque le has hecho eso?-le preguntó el señor Potter, señalándome. Potter me miró y vi el asombro en su cara. Pero, luego, se le escapó una carcajada, y ese fue un gran error. El señor Potter lo cogió por la solapa de la camisa y se lo llevó para que fueran a hablar con su madre. 

-Me aseguraré personalmente que ese muchacho sea castigado, tú tranquila. Quiero mucho a James, pero no entiendo ese comportamiento. Y ahora voy a buscar a George para que me diga como se sale ese condenado color naranja.-me dijo la señora Weasley, y salió con la toalla, pero elevándola con un encantamiento. Albus se acercó a mi y me puso sus manos en mi cintura.

-Eres una chica muy mala, Emma.-me dijo, mientras sonreía. Yo reí.

-Y por eso tú eres muy buen chico. Nos complementamos, ¿no lo ves?-le dije, y enredé mis manos en su cabello mientras nos fundíamos en un beso. 

*                                   *                                           * 

A la hora de la cena, el color naranja ya se me había ido. Bastaba con frotar con agua caliente. Ví el castigo de Potter, que consistía en tratarme de usted. Era gracioso porque nadie se daba cuenta, pero yo le hacía la vida imposible. 

-Potter, se me ha caído ese trozo de pan. Dame otro.-le decía yo, tras tirarle el trozo de pan. Él se limitaba a sonreír apretando los dientes.

La descendiente de Gryffindor y Slytherin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora