Capítulo 27

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A ver, antes de nada. Pensaréis que soy un monstruo, pero peor me sentí yo. Me sentía... traidora. Mentirosa. Cruel. Estuve toda esa semana intentando cruzarme con Albus para pedirle perdón, pero él simplemente huía.

Os juro que con cada mirada despectiva que me echaba, un puño invisible me agarraba el corazón y lo aplastaba, cortándome la respiración y haciendo que las lágrimas invadieran mis ojos.

Lilith y Jane me apoyaron y fueron mi paño de lágrimas. James y yo decidimos no hacer oficial lo nuestro por los prejuicios que eso conllevaría. Scorpius trató de hacer de intermediario entre Albus y yo, pero el evadía los temas que a mi se referían. En las clases, Albus evitaba estar cerca de mí como mínimo a 3 metros de distancia. Los profesores comenzaban ya a meternos miedo con los TIMOS del año posterior, y yo intentaba pedirle resúmenes y esquemas a Albus, pero este hacía caso omiso. Ni en la sala común lo encontraba. 

El caso es, que tuvimos un partido de Quidditch aquella semana: Gryffindor contra Slytherin. Yo sonreía juguetona mientras desviaba las bludgers hacia James, porque sabía que podría esquivarlas. James negaba con la cabeza y sonreía mientras yo le desviaba las bludgers...hasta que una bludger me dió a mi. Os prometo que no la vi venir, simplemente apareció de la nada. Caí derribada de la escoba y me precipité hacia el suelo a un ritmo alarmantemente rápido. Justo después de cerrar los ojos  me prepararme para rezar, una fuerte brisa y un buen olor me hicieron volver a abrirlos. Estaba encima de una escoba y tenía una túnica roja ondeada por el viento frente a mí. La escoba se precipitaba hacia el suelo pues no estaba acostumbrada a llevar a más de una persona, pero fue frenando levemente la caída. James (evidentemente era él mi salvador, no me iba a salvar Lorcan) intentaba desesperada e inútilmente recuperar altura, pero era imposible. La escoba se resbaló de las manos de James y caímos paralelamente los tres. Cuando me dí cuenta de la gravedad de la situación, extendí mi brazo hacia mi varita y la sostuve en mi mano, y cuando estábamos a 5 metros del suelo, yendo a lo que sería una muerte segura, grité:

-ARRESTO MOMENTUM.

Las gradas estaban en silencio. James estaba suspendido a un metro del suelo, como yo. Al ver que no estábamos en peligro mortal, deshice el hechizo y caímos al suelo. James giró la cabeza y me lanzó una mirada preocupada. 

-¿Estás bien?-susuró. Yo asentí y gesticulé con mis labios la misma pregunta. Él sonrió a modo de respuesta y puso una mano en su escoba, que había caído junto a él. La profesora McGonnagal se acercó corriendo junto con el profesor Slughorn y el profesor Longbottom. 

-¡Ugant! ¡Potter! ¿Están bien?-preguntó con tono alarmado la profesora McGonnagal. James se levantó de un salto y se sacudió la ropa. 

-Sí, profesora McGonnagal. Pero que quede constancia de que ha sido alguien del equipo rival quien ha salvado a esta muchacha.-respondió James, señalándome despectivamente con el dedo.

-Desde luego, 20 puntos para Gryffindor.-concedió el profesor Longbottom. Yo me incorporé, pero un punzante dolor me apretó las costillas y me obligó a tumbarme de nuevo, tras soltar un gimoteo de dolor. Slughorn se acercó a mi para levantarse, pero se veía incapaz, ya que no podía agacharse por su superlativa panza. James rodó los ojos y se acercó a mi.

-Apártese, señor.-le ordenó arrogantemente James, y el profesor obedeció. James se agachó a mi lado y puso mi brazo rodeando su cuello, para luego cogerme al estilo nupcial. El dolor me nublaba la vista. Los jugadores de ambos equipos comenzaron a aterrizar cerca nuestro, para observar la escena. Scorpius recogió nuestras escobas y se acercó a nosotros.

-Potter-le dijo, sin dejar de mirarme.-llévala a la enfermería. Yo te acompaño. 

James asintió con la cabeza, y comenzó a caminar. Escuché la potente y hechizada voz de McGonnagal decir:

La descendiente de Gryffindor y Slytherin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora