Capítulo 19

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Lentamente, fui abriendo los ojos. Un rayo de sol se filtraba entre los pliegues de la cortina y me apremiaba para que despertara. Miré a mi alrededor y vi que estaba en mi habitación. Traté de incorporarme, pero un estallido de dolor invadió mi hombro y me volví a tumbar. Giré mi cabeza y vi que estaba envuelto en una gran venda blanca que olía a San Mungo. 

-No hagas esfuerzos.-me recomendó una voz femenina al otro lado de la habitación. Entorné los ojos para ver quien era, y reconocí esa larga melena pelirroja. Era Rose. Sonreí. Empezaba a recordar de dónde había salido esa herida...

-Anoche, desfalleciste justo al llegar a casa. James, como estaba apoyado en ti, también cayó. Cuando caíste, algo salió rodando de tu bolsillo. Un dedo de oso. Nos hicimos una idea de que había pasado, y la abuela y mi madre emplearon todos sus recursos para curaros a ambos. Tu herida fue sencilla de curar, pero la de James... costó algo más. Está bien, no te preocupes. Ha despertado de buen humor hace un rato, si quieres puedes ir a verlo.-me explicó, mientras se sentaba en la esquina de mi cama. Yo bostecé.

-¿Que hora es?-le pregunté, frotándome los ojos. 

-Las 10 de la mañana del 29 de Diciembre. Ya es hora de que te tomes tu desayuno.-me dijo, y señaló con la cabeza una bandeja que reposaba tranquilamente sobre mi mesita de noche. Rose me ayudó a ponérmela encima y a incorporarme, y me fui tomando ese café con deliciosas galletas de mazapán. 

-Rose... gracias. -le dije, con la mejor de mis sonrisas. Ella sonrió.

-No se dan, pero... saluda a Scorpius de mi parte. -me dijo, y yo se lo prometí. Luego, acabamos charlando de todo un poco. Cuando se fue, conseguí levantarme y vestirme yo sola, con un brazo. Salí de la habitación con la intención de visitar a James. En el pasillo, me encontré con la abuela Weasley.

-Emma, cariño. ¿Que tal te encuentras? Todos esperamos que esta noche nos cuentes todo lo sucedido ayer. -me comentó, mientras me apretaba los mofletes.

-Si, abuela. Estoy mejor. Y no dude eso, se lo contaré con todo lujo de detalles.-le aseguré, y ella se despidió apresuradamente porque tenía muchas cosas que hacer. 

Delante de la puerta de la habitación de James, llamé levemente con el nudillo. Se escuchó un alegre "adelante" que venía de dentro.

Giré el pomo de la puerta y me encontré a James en su cama, apoyando la espalda contra la pared y tapado desde la cadera hasta los pies. Estaba sin camiseta, y eso dejaba ver su musculado torso y el vendaje que le cubría el abdomen. Estaba bebiendo zumo de calabaza.

-¡Emma! Justo quería hablar contigo. ¿Que tal estás?-me preguntó, dejando el vaso sobre su mesilla. Yo me senté en su cama, a su lado.

-Bien, bien. ¿Y tú?-le dije.

-Voy tirando. Tengo que hacerte una pregunta, Emma.-me comentó, y yo asentí con la cabeza.

-Yo también a ti. A la de tres, las decimos las dos. 1...2...-le propuse, y el asintió con la cabeza.

-¿Porque saltaste para defenderme?-pregunté yo cuando apenas había pronunciado el 3. 

-¿Eres metamorfomaga?-preguntó el al mismo tiempo que yo. Su pregunta me hizo bajar la mirada para huir de esos penetrantes ojos oscuros.

-Yo... no podía dejarte morir. Fue un instinto, pero el valor y el coraje que necesitaba para ponerme entre tú y ese oso... fue la simple idea de perderte.-respondió él, al cabo de un rato. Yo lo miré, y el me contemplaba sincero, cariñoso. Yo sonreí.

-Esto no debes decírselo a nadie, pero...-le hice prometer, y antes de continuar, cerré los ojos e hice que un mechón de mi cabello se volviera rojo como su la sangre que manchaba mi venda. James me cogió delicadamente de la nuca para observar más de cerca ese mechón tan extraño. Podía sentir su respiración tranquila en mi oreja. Giré la cabeza y me encontré con sus profundos, traviesos y curiosos ojos. 

-James, yo...-le dije, pero él me interrumpió de una forma muy curiosa: me acercó más a él y me besó. Al principio no reaccioné, pero luego me acerqué más a él y le besé como nunca había besado a nadie.  

La descendiente de Gryffindor y Slytherin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora