Universos Paralelos

Día 6 - «Principio de Conservación de la Materia (1ra Ley de Termodinámica)»

Si bien, es cierto, que la capacidad de alguien se mide por la suma de todas sus virtudes menos la diferencia de todos sus defectos esto es igual a un organismo «Parsimonioso» -(Parsimonia: En igualdad de condiciones la resolución más simple es la potencialmente correcta)-. Es gracioso que las falencias de alguien puedan considerarse como una debilidad y no como una muestra de la humanidad que nosotros poseemos, resulta muy gracioso también observar de hecho para aquellos que manejamos solamente la superficie del lenguaje técnico, lo mal que se utilizan diversos conceptos matemáticos, físicos e incluso filosóficos por personas que no tienen ni la mas mínima idea de lo que en realidad eso, llámese «algo», significa. Una vez leí a alguien que decía que le hablaban después de 10 años luz, cuando es un hecho que el termino «año luz» se utiliza específicamente para medir la distancia que un fotón de luz recorre durante un año, por lo tanto, es una unidad de distancia no, de tiempo. Este tipo de incursiones en el mundo de la ciencia por personas que no poseen interés alguno por la misma, hace que la gente a la que Jack representa sientan de manera incesante que la lucha que ellos libran por lograr iluminar la mente de aquellos que quieran recibir dicho conocimiento sea una tarea herculina e inverosímil. ¿Qué tan cierto es que las respuestas simples serán siempre las correctas?, pues no hay garantía de que eso sea cierto, primero se debe definir lo que en realidad «Simple» significa, lo cual es una tarea que trasciende el mundo científico pues la definición de un termino tan abstracto es de carácter arbitrario; la manera en la que Jack piensa es el resultado de la interpretación de la primera ley de la termodinámica también llamada principio de conservación de la materia la cual dice que:

«La energía no se crea ni se destruye, solo se transforma»

Pues Jack, en su sin fin de cuestionamientos, llegó a la conclusión que «El conocimiento no se crea ni se destruye, solo se transforma». De igual manera en un proceso donde la parsimonia queda a la mera interpretación de cada ser humano.

El día sábado, Jack no iría a la universidad y eran estos días donde la vida de Jack se atormentaba. No sabía qué hacer, ni cómo hacerlo. ¿Qué creen que hace un muchacho que dedica su vida a comprender las generalidades que componen la totalidad del cosmos cuando tiene un día libre? La respuesta es obvia: seguir buscando y satisfaciendo las necesidades que él considere oportunas y que mejor lugar para hacer eso que en la biblioteca.

Era día de biblioteca.

El muchacho despertó con una sensación incómoda en su cuerpo que ya iba siendo conocida. Era un entumecimiento leve pero desagradable. Finalmente se incorporó. Era una mañana normal y oportuna para seguir buscando respuestas, realizó todo lo humanamente posible para seguir la misma rutina de siempre: levantarse, asearse, limpiar su habitación, ingerir sus alimentos, luego de estos aburridos acontecimientos, tomo su bastón y se dirigió donde estaba su madre.

—Mamá ¡Iré a la biblioteca!

Ella ya estaba acostumbrada a las mismas palabras, así que lo tomó como algo común.

—¡Esta bien! No te tardes mucho.

Su padre había salido a comprar algunos implementos más temprano por lo que no lo iría a dejar.

—No lo haré...

De esa manera Jack emprendió su camino hacia la biblioteca, basta mencionar lo difícil que le resultaba caminar debido a su estado de salud a pesar de que comenzaban sus síntomas; sus músculos se volvían cada vez más rígidos sin embargo eso no fue un impedimento para él, llegó a la estación de tren y abordó el de turno a la espera de llegar a su destino.

El tren se detuvo y continuó hacia uno de sus lugares preferidos de la ciudad que él visitaba muy a menudo; luego de entrar, se encontró con la bibliotecaria la señorita Schmidt sentada frente a un ordenador, siempre miraba a las personas sobre sus lentes de medialuna. Jack con una leve y tímida sonrisa le saludó, sin embargo, ella con un pleno rostro de asombro le recibió como siempre.