Martes, 12 de Marzo

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Quedan 26 días

Al final, el señor Palmer aparta la vista del póster con gesto brusco y se vuelve hacia mi. Sin embargo, le resulta imposible mirarme directamente a los ojos. Mira por encima de mi cabeza y carraspea.

-Veras, Aysel, quizá lo mejor sea que no vengas mañana. ¿Por qué no te coges el día libre?

Hinco los codos en la mesa con todas mis fuerzas; deseo poder fundirme con el plástico gris, para convertirme en una mezcla sintética e insensible de polímeros. Siento que la piel empieza a amoratarseme por el peso de mi cuerpo y empiezo a tararear en silencio la Tocata y Fuga en re menor De Bach. Se me llena la cabeza de notas tétricas y graves de órgano, e imagino cómo se van colocando las teclas del instrumento hasta formar una escalera que conduce a un lugar vacío y tranquilo. Un lugar lejos de TMC, lejos del señor Palmer, lejos de todo y de todos.

Por lo visto, el señor Palmer ha malinterpretado mi silencio y lo ha tomado por confusión, no por la mortificación total y absoluta que en realidad siento. Alarga las manos por delante de él y las sacude como si acabara de lavárselas. Provoco esa reacción en casi todo el mundo: el deseo de tener que lavarse las manos.

-Como ya sabrás, mañana realizaremos llamadas en nombre de la ciudad de Langston para intentar captar mas publico para el desfile del sábado en apoyo a la candidatura olímpica de Brian Jackson.- Al señor Palmer le tiembla ligeramente la voz y vuelve a mirar de reojo y rápidamente el cartel, como si el rostro atlético y concentrado de Brian Jackson pudiera ayudarle a reunir el valor necesario para proseguir.

La magia de Brian debe de haber dado una palmadita de ánimo al señor Palmer porque encuentra fuerzas para volver a hablar.

-Brian regresa a casa este fin de semana desde el centro de entrenamiento, y la ciudad quiere que esté todo el mundo presente para darle una cálida bienvenida. Y, aunque se lo mucho que te gustaría ayudar, me temo que algunos de nuestros clientes se sentirían incómodos si fueras tu quien los invitara al desfile, por lo de.. Bueno, por lo de tu padre, y...-Sigue hablando en voz más baja y se le traba la lengua; en realidad no logro entender muy bien qué dice. Es una mezcla entre disculpa, explicación y acusación.

Intento que no se me escape la risa. En lugar de obsesionarme con a absurda idea de que pueda resultar demasiado desagradable incluso para trabajar de teleoperadora,decidido reflexionar sobre la palabra escogida por el señor Palmer: "clientes". No creo que las personas a las que acosamos a diario se consideren clientes, sino más bien víctimas. Y, gracias a mi padre, se me da bastante bien conseguir que todo el mundo tenga la sensación de ser una víctima en potencia.

Rojo como un tomate y aturullado, el señor Palmer se aleja de mi mesa y empieza a deambular entre las otras mesas de la oficina. Le pide a Marie que deje de comer chicle y le suplica a Tony que intente no pringar todo el teclado con la grasa que le chorrea de la hamburguesa.

En cuanto el señor Palmer se encuentra a una distancia prudencial de mi escritorio, vuelvo a abrir la página de Camino hacia la paz. Para explicarlo de la forma más sencilla: Camino hacia la paz es una web para personas que quieren morir. Hay miles y miles de sitios así en la red. Algunos son más elegantes que otros, algunos están más enfocados a personas que prefieren un método específico, como, por ejemplo, la asfixia, o son para un determinado tipo de usuarios, como los deportistas lesionados y deprimidos o alguna otra gilipollez por el estilo. Yo sigo sin encontrar el sitio dedicado a las hijas no deseadas de criminales psicóticos, asi que, de momento, Camino hacia la paz es el sitio más indicado para mi

Mi Corazon En Los Días Grises - Luke Hemmings- ADAPTADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora