- ¿A sus posiciones? ¿Cómo? Nia, yo no he practicado nada, ¡que se supone que tengo que hacer! - Susurro abriendo los ojos.
- Tú sígueme - Responde sonriendo.
- ¿Que te siga?
- ¡3! ¡2! ¡1! ¡Ya!
(...)
- Llevadla a la enfermería - Grita una voz. - ¿Podéis bajar vuestros culos y llevarla? - Grita de nuevo, y es cuando siento como me elevan.
Abro los ojos, pero los cierro al ver la luz.
- ¿Estoy en el cielo ya? Dime que no seré animadora - Susurro a la persona que me está llevando.
Escucho su risa ronca pero no puedo llegar a reconocerla.
- Debiste negarte a dar esa voltereta - Dice Nia cerca de mí, eso me tranquiliza.
- Y lo hice... - Me quejo tomando mi cabeza. Duele como el demonio.
Apoyo la cabeza en el hombro de la persona que me lleva y sonrío al ver que estoy cómoda y caliente.
- ¿Qué la ha pasado? - Pregunta otra persona, la enfermera. - Dejadla en la camilla.
Me quejo al notar como me dejan allí y lo fría que está. Abro los ojos y veo junto a Nia y la enfermera a los 3 hermanos. A si que uno de ellos me ha llevado...
- Fué Alex - Responde Nia a mi pregunta no dicha.
Sonrío al hermano en forma de agradecimiento, pero esa sonrisa es borrada cuando la enfermera gira mi rodilla bruscamente.
- ¡Hija de Snow! - Grito mordiendo mi labio inferior.
- No se ve bien esa rodilla. Ahora vuelvo, no te muevas - Dice saliendo de la habitación.
- Si quieres me pongo a jugar al futbol - Digo sarcásticamente.
