Pincho un trozo de carne y lo llevo a mi boca. Les dirijo una mirada a cada uno y balanceo los pies. Esto es tan incómodo.
- Hace una noche bonita - Comenta Nia sonriendo.
- Como tú - Escucho el susurro de Connor provocando el sonrojo de Nia.
- Ya empezamos - Musita Kaidan bufando.
Ruedo los ojos y termino mi plato.
- ¿Vemos una película? - Pregunto levantándome.
- ¿Algo más típico? - Cuestiona Kaidan mirándome.
- Por lo menos propongo algo - Contraataco fulminandolo con la mirada.
- Pues hazlo mejor.
- Eres insoportable - Me quejo cruzando los brazos.
- Tampoco te quedas atrás.
- Chicos - Interrumpe Nia nuestra conversación.
- No me mires así, ha sido él - Señalo a Kaidan excusándome.
- ¿Así te libras? ¿Echándole la culpa a los demás? - Alza la ceja sonriendo victorioso.
Bufo y voy a la cocina a paso de tortuga.
- Deja que te ayude - Pide Nia cogiendo mi plato.
- Dijiste que sería divertido - Me quejo haciendo un puchero.
Sonríe y deja el plato en la mesa.
- Ignórale, es fácil. Después de todo no mucho - Se encoge de hombros.
- Su presencia basta.
- Deja de ser molesta - Me señala.
- Esta bien, esta bien. Ignorar, lo capto.
(...)
- ¡Deja de masticar así! - Exclama Kaidan exasperado.
- ¿Ahora tampoco puedo comer palomitas a gusto? - Pregunto frunciendo el ceño.
- Lo harás cuando aprendas a comer.
- ¡Deja de ser tan perfeccionista! - Grito tirándole una palomita.
- ¡Y tú tan molesta! - Y así empieza nuestra guerra de palomitas.
- ¡Te puedes ir a la mierda! - Exclamo rabiosa.
- Créeme que lo prefiero antes de estar aquí - Dice gritando por todo el salón.
- ¿Los paramos? - Susurra Connor a Nia.
- No, déjalos haber hasta donde pueden llegar - Le responde divertida.
- Eres tan irrespetuoso.
- Y tú tan molesta.
- ¡Eso ya lo has dicho! - Exclamo subiendo las escaleras.
- ¿Dónde vas? - Pregunta Nia.
- ¡A dormir! - Exclamo abriendo la puerta de mi habitación.
- ¿Y nosotros? - Pregunta de nuevo.
