Pasadas unas tres horas y media, llegamos a Valencia. Me desperté antes que Pau, por lo que no me quedó otra opciòn que no fuera despertarla.
Yo: Pau... Despierta.
Paula: 5 min más.
Yo: No cuela, Pau. Hemos llegado a Valencia.
Al decir esto, Pau abrió mucho los ojos y se despertó. Parecía como si hubiera tenido una pesadilla.
Paula: ¿Ya hemos llegado?
Yo: Sí. Lo sé, se te a hecho igual de corto que a mí. Jajaja. Anda, vamos.
Nos levantamos de nuestro asiento, y cogimos las maletas. Salimos del tren, de aquel viejo, sucio y maloriente tren. Lo dejamos atrás.
Salimos a la luz del día. Eran las 4 de la tarde. Buena hora - pensé -
Pedimos un taxi para que nos llevaran a casa. Una vez dentro del taxi, le dije a Pau.
Yo: Pau, mira vamos a hacer esto ¿si? Te doy la llave de casa, y abres la puerta, ellos pensarán que soy yo. Así que cuando te pregunten por mí, tu les dices que me he tenido que quedar una semana más en Madrid. Y si te preguntan que que haces allì, les dices que has venido a pasar el verano aquí, que te dí las llaves de casa en cuanto supe que irías, para que te alojaras en casa. Y dentro de unos minutitos, salgo yo y digo '¿me hechábais de menos?' ¿Te parece el trato Pau?
Paula: Me parece lo más inteligente que has dicho en todo el camino. Jajajajajajaja.
Empezamos a reir. Continuamos en el taxi en silencio. Y por fín, llegamos a casa.