Efectos

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"Una persona que se siente culpable se convierte en su propio verdugo"

Séneca

La fiesta era bastante divertida. Sabía que debería sentirse mareada pero Efraín estaba ahí así que podía sentirse segura. Tocaban una canción que le gustaba y la estaba cantando. Efraín la jaló de un brazo y de pronto la gente comienzó a irse. Él la recargó con brusquedad en una pared. Su mirada no era la misma, de pronto no lo reconocía. Una de sus manos se metió bajo su blusa, movió la copa de su brassiere y comenzó a tocarle el pecho. Sus labios estaban en su oído, le decía algo pero no alcanzaba a entenderle. Esa canción ahora se escuchaba aún más fuerte. Estaba asustada pero no sabía qué hacer. De pronto él abrió bruscamente sus piernas con su cuerpo, mientras la presionaba hacia su cadera. La música dejó de oírse.

-Muévete más Cristina- dijo mientras jadeaba en su hombro...

Era de madrugaba aún cuando despertó. Todavía sentía el sabor de la cerveza en su boca y estaba odiando esa sensación. Se dio cuenta de que el corazón le latía desbocado y se levantó bruscamente a tomar su celular. Buscó el número de Efraín pero el mal sueño y la resaca estaban jugando con su coordinación. No pensaba realmente cuando marcó el número y comenzó a sonar. Él contestó casi enseguida:

-¿Cómo pudiste todo este tiempo verme a los ojos y no decirme que todo se iba a ir al demonio Efraín? ¡todo por tu maldita culpa!- dijo y a penas comenzó, el llanto irremediable vino consigo.

-Becca estás tomada, me doy cuenta. No me hagas esto, me estás matando, no sabes...-decía pero ella lo interrumpió.

-¿No sé qué? Lo que se siente que te vean la cara, que te mienta quien más quieres, ser la idiota que te quería tanto mientras te metiste con otra, porque no pudiste soportar que no estuviéramos juntos- dijo alterada, y su voz mormada se calló de pronto. Lo quería y lo odiaba tanto que no podía decidirse entre rogarle que olvidaran todo o que desapareciera de su vida para siempre.

-Eso no lo creas ni por un minuto Rebeca. Esto no sucedió porque tú aún no estás lista. Mi amor yo te he entendido siempre, jamás te he presionado. Esto fue un error, fue mi culpa ser tan idiota por todo. Créeme que...

-Lo peor es que te creo- dijo interrumpiéndolo de nuevo y su voz sonaba más tranquila- pero nada borra el hecho de que vas a tener un hijo. Yo jamás me perdonaría que por mí no te hagas cargo de ese bebé. Me duele tanto Efraín, no sabes cuánto, pero no puedo olvidar. Imagino mil cosas, me muero de celos, simplemente no puedo, por más que te quiera- dijo y su cara estaba mojada en lágrimas, aunque ya no gritaba.

-Lo sé Rebeca y me lo merezco. No tengo cara para pedirte que me perdones. Sabes, hace mucho tiempo que no duermo bien. Cada noche me torturaba pensando si todo acabaría, si ibas a dejarme. Todos los días me decidía a hablar contigo, pero veía tu carita y me negaba a que todo terminara. Mi mamá no ha dejado de llorar por nosotros. No pude ocultárselo cuando me ve tan mal- dijo él con una voz triste y apagada.

-Sólo quiero que esto sea un mal sueño, te extraño tanto- dijo Becca casi entre sollozos al final.

-Perdóname princesa, deja que el tiempo lo cure todo- dijo él.

-Adiós Efraín- dijo ella y colgó de inmediato. Un sonido la hizo voltear hacia la puerta y vio a Luis observándola recargado en el marco.

-Lo voy a moler a golpes y luego lo voy a castrar- dijo Luis mientras caminaba hacia su cama, para luego sentarse en ella. No tardó mucho en jalar a Becca y abrazarla mientras le acariciaba el cabello.

Sin miedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora