Indeseables

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"Algunas personas sienten la lluvia. Otras simplemente se mojan" 

Bob Marley


El resto de la semana se había ido muy rápido. Becca se estaba concentrando en lograr las mejores calificaciones y no defraudar al entrenador Rivera. Algo que influía en todo esto es que ya no había sabido nada de su madre y tal vez por ello la ansiedad la había dejado tranquila. Había quedado con Luis de ir el fin de semana para visitar a su tía y eso la tenía entusiasmada.

Por otro lado a Rosa y Roman los había visto tan sólo en los entrenamientos, entre clases y en la cafetería. Efraín le había enviado algunos mensajes que con mucho esfuerzo ella había logrado ignorar y de Eduardo ni sus luces. Eso sí, se veía obligada a ocultar la gran decepción que sentía por la ausencia de Miguel durante dos largos días, porque según Román había tenido que hacer un viaje por el negocio de su padre. Rebeca estaba renuente a aceptarlo, pero en el fondo de su interior había despertado una pequeña ilusión, una emoción que le hacía fijarse demasiado en la hora y buscarlo disimuladamente en cada cambio de clase. Se sentía frustrada al no verlo, pero eso no se lo aceptaría ni a su propia conciencia.

Era viernes y ese día por la tarde Luis y ella por fin tomarían carretera. De nueva cuenta le tocaba su clase de música y debía atravesar el campus acelerando el paso. Esta vez Paco estaba ya en el salón practicando con su guitarra eléctrica. Cuando la vio entrar, Becca notó cierto nerviosismo en su mirada, pero decidió ignorar el hecho y fue a sentarse junto con la sección de voces. Como ella había intuido, al poco tiempo Paco se acercó y le entregó un papel en la mano; ella sólo alcanzó a leerle los labios: de Efraín.

Decidió esperar para leer la nota, pero ya no estuvo tranquila. La hoja permaneció en su mano mientras la maestra Gilia volvía a invitarlos a participar en las audiciones para la banda del instituto. En dos semanas comenzarían por lo que le daba tiempo de prepararse, eso si lograba reunir el valor. Después se dividieron por instrumentos para practicar Viva la vida de Coldplay. Ella se encontraba sentada en una silla ensayando las percusiones para esta canción cuando una chica se le acercó.

-Oye, Rebeca- dijo una alumna de quien Becca no recordaba el nombre- el otro día te vi con Mike, el nuevo... -se mantuvo en silencio por unos segundos- bueno la verdad es que estamos en la clase de artes juntos y hemos convivido un poco, por lo que quisiera invitarlo a salir, ¿no estarás saliendo tú con él verdad?- dijo la chica.

Becca sintió una punzada en el vientre, observó sólo por un instante la perfecta vestimenta de su compañera, el perfecto maquillaje, el cabello largo y arreglado, y sintió coraje de no poder decir más que -"no, para nada ¿por qué me lo preguntas?". 

-Pues porque el otro día vi cómo te subiste en su moto y se fueron juntos- respondió aquella.

-Ah, por eso. No te preocupes, sólo fue un 'aventón'- dijo Rebeca y con eso dio terminada la conversación al voltear y preguntar algo sin sentido a otra compañera. "Fabiola" pensó Becca al recordar el nombre de la chica "bienvenida a mi lista de indeseables" culminó. Estaba considerando firmemente en olvidarse del mundo masculino de por vida, cuando la maestra avisó que la clase había terminado. Se levantó, no sin antes despedirse de Paco con un gesto, y salió directo a la cafetería.

De camino hizo una parada momentánea bajo un árbol ya que no había olvidado ese papel sudado entre sus dedos. Sabía que al no responder ninguna llamada, correo o mensaje de Efraían, éste intentaría acercarse a ella de alguna manera. Titubeó un segundo por temer que esto fuera a arruinarle el día, pero no iba simplemente a botarlo.

Rebeca

Deseo darte el tiempo que necesites aunque esto me está matando. Quiero pedirte algo, quiero que leas lo siguiente y recrees en tu mente cada momento que hemos vivido. Sé que esto es difícil y que no es justo para ti, pero también sé que el amor es así, complicado y doloroso a veces, sólo si vale la pena.
Recuerda cada instante con el corazón:
La servilleta en el restaurante
El atardecer en el yate
Nuestra banca
El primer beso
El último concierto

Te amo
Efraín

"No vas a llorar, no vas a llorar" se repitió Rebeca mientras parpadeaba repetidamente. Creía que el mundo confabulaba en contra de su triste corazón de perro moribundo. Seguía enamorada de Efraín, no podía negarlo, pero ya había tomado una decisión: lo olvidaría. Se conocía y no podría volver a construir la rota confianza entre los dos, simplemente no tenía caso seguir alargando el final. Pero claro que dolía.

No podía ser menos oportuna la aparición de Román con Miguel. Venían riendo por alguna razón y Becca se obligó a aparentar, como ya le era costumbre.

-¡Enojona! seguro que me extrañaste- dijo Miguel tomándole un hombro.

-No tanto como tú a mí- respondió Rebeca y recordó la perfecta cara de Fabiola al preguntarle por él. No supo de dónde vino un pensamiento a la mente: "ya estuvo bueno de andarse lamentando".

 -¿O no?-preguntó levantando una ceja- preguntó ella.

Miguel se desconcertó un poco ya que no se esperaba esa respuesta. Al parecer estaba acostumbrado a intimidarla un poco.

-Ya me amas, no lo niegues- dijo él sonriendo.

-Eso quisieras- respondió ella colocando las manos la cintura, con aires de emperatriz.

Miguel sonrió, vio a Roman que estaba muy pensativo observándolos, se mordió los labios y susurró en el oído de ella - ya caerás.

Rebeca se dio cuenta que se había sentido más cómoda ante su presencia y eso seguramente se debía a que había decidido a ser la misma persona segura de antes. Si le gustaba Miguel o Mike o quien fuera, lo iba a demostrar porque qué más daba, el amor era así, complicado. Ahora lo entendía  gracias a Efraín quien con dolor se lo había hecho saber.

Se despidió de los dos y decidió caminar a su casa, a falta de transporte personal. Tenía mucho qué pensar ahora que ya no se comportaría como una víctima. Además sería un buen fin de semana, bueno eso creía ella.

Sin miedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora