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Un día como cualquier otro me levanté de la cama, con los ojos aún un poco hinchados y una pereza con la que apenas podía, para mi suerte, era sábado, y eso sólo significa dos cosas, mis padres fuera de casa, y una fiesta a la cual fui invitada.

Al bajar rápidamente las escaleras me dirigí al comedor, donde mis padres estaban de un lado a otro, desayunando, preparando más comida, mirando el reloj, haciendo llamadas, leyendo el periódico, y acomodando sus tablas de proporción, todo al mismo tiempo. Solté una carcajada y me senté, en cuanto hice esto, mi madre puso un plato de panqueques frente a mí, el dulce y cálido olor de estos llegó a mí nariz, aumentando mis inmensas ganas de comerlos.

- Rin, hoy despertaste un poco tarde, creí que nos ayudarías a preparar el desayuno.

Dijo intentando sonreír, mientras preparaba más comida para la tarde y hacía algunas llamadas. Una sonrisa apuñaladora se posó en mi rostro, llevé otro trozo con el tenedor a mí boca de esa delicia de pan.

Rin - ah, sí, lo siento, olvidé poner mi alarma - excuse.

- pues entonces me veré en la necesidad de contratar una cocinera, supongo que no hay de otra, y, tal vez alguien que haga el aseo en la casa.

Rin - buena idea, mamá, hasta que se te ocurre algo bueno.

- no le hables así a tu madre - interrumpió bastante molesto mi papá.

Rodé los ojos y seguí con mi desayuno. La idea de que contrataran a alguien para hacer las tareas del hogar me parecía genial, y, una enorme sonrisa me invadió cuando noté a papá buscando en el periódico una buena cocinera, obviamente tiene que ser algo caro, después de todo, el dinero nos sobra, o al menos a mis padres sí.

Cuando por fin mamá y papá se fueron a su viaje de negocios me fui a mí habitación para arreglarme, pues la fiesta sería en unas cuantas horas. Mientras cepillaba mi cabello miré de reojo mis cuadernos, los cuales estaban sobre mi escritorio, volví a mirar mi reflejo en aquel enorme y lujoso espejo 'tengo tarea que hacer, pero, mañana es domingo, aún tengo tiempo' pensé para después sonreír de lado. Al terminar de alistarme me di cuenta que había tardado más de lo esperado, ya que, tal vez me relajé demasiado en la ducha, tomé mis llaves, algo de dinero de mi última mesada y salí de casa. Llamé un taxi, y después de unos minutos de que este llegara nos fuimos directamente a la fiesta.

Oficinas Kobayashi...

Antes de partir a nuestro importante viaje de negocios, teníamos que pasar a nuestras oficinas, ya que tenemos que ver que todo esté en orden. Nuestra compañía se dedica al entretenimiento por internet, entretenimiento para adolescentes específicamente. Cuando mi esposa y yo terminamos de dar la conferencia con nuestros trabajadores, uno de nuestros aliados se acercó a nosotros.

- Leo y Lily Kobayashi - dijo con una sonrisa al llegar frente a nosotros.

Leo - señor Azuma, ¿sucede algo?

Sr. Azuma - realmente sí, una noticia acaba de llegar a la oficina, claro que es algo confidencial, pero, alguien lo ha divulgado y ahora todos aquí lo saben.

Me angustie al escuchar esto, mi esposa me miró al mismo tiempo que yo. Miré alrededor y noté que los trabajadores estaban hablando y murmurando, claro que todos un poco preocupados, ninguno se notaba con ganas de hacer burla.

Sr. Azuma - su hija ha asistido una vez más a esas fiestas poco convencionales, quiero suponer, que sin permiso, y ah golpeado a dos chicas, ahora mismo debe estar en su casa, no creo que se haya quedado en esa fiesta...

Mi querido mayordomo...*rinxlen*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora