Mi querido mayordomo...*rinxlen*

~43~

Len - desperté por una notificación que sonaba desde mi celular. Lo tomé de manera perezosa, aún con uno de mis brazos alrededor de la cintura de Rin, quien seguía pérdida en su sueño. Al desbloquear el celular y leer lo que me había hecho despertar, mis ojos se abrieron cual platos, pues, por un momento creí que los milagros existían.

Profesora - debido a ciertos problemas, nos tendremos que ir mañana mismo de este hotel, les pido que comiencen a empacar, sin olvidar absolutamente nada, disfruten su último día aquí, chicos.

Y aunque el momento no ameritaba una sonrisa, no pude evitar ponerme feliz, pues salir de ahí iba a ser más fácil de lo que había pensado, ahora lo único que me tenía algo preocupado, era que ya no podría hablar bien con "mi madre" aún tengo muchas preguntas que hacerle...

En ese mismo instante me llegó otro mensaje.

Número desconocido - mañana mismo nos vamos, pequeño.

Rin - buenos días... - dijo tallando sus ojos con pereza, capturando por completo mi atención.

Len - buenos días.

Rin - podrías ser un poco más cursi - dijo con una sonrisa.

Len - lo siento, eemm...deberías empezar a empacar.

Rin - ¿eh? ¿Por qué?

Len - según la profesora nos vamos mañana mismo.

Rin - ya veo, pero, eso es bueno, ¿o no? - preguntó sentándose con las piernas cruzadas.

Len - demasiado...

Rin - bueno, mis cosas no están aquí, tonto - dijo y dio un beso en mi mejilla sin previo aviso.

Rin - al darle el beso a Len, este cayó de inmediato de la cama, un poco alterado y sonrojado. Abrí mis ojos cual platos y me asomé al borde de la cama para ver si estaba bien. Len se encontraba tirado, con los brazos bien extendidos y uno de sus pies aún sobre el borde de la cama, mirándome con esos ojos azules, que, para nada, ocultaban el sonrojo en sus mejillas.

Rin - ¿estás bien? - pregunté evitando reír.

Len - a-algo así.

Rin - ¿qué pasó? - solté una carcajada.

Len - no soy cursi, acostumbrate, niña.

No pude evitar reír con su comentario.

Rin - de acuerdo de acuerdo, pero deberías levantarte de ahí, ¿no crees?

Len - el suelo está cómodo...

Rin - sí claro - reí.

...

Len - me sentía extraño, nuevamente, insatisfecho conmigo mismo, aunque seguía sin saber la razón. Ya habíamos desayunado, por lo cual la profesora nos citó a todos en la piscina del hotel, para así, pasar unos últimos minutos en esta antes de irnos el día de mañana. Todos los alumnos se encontraban riendo y divirtiéndose en esa lujosa piscina, a la que, por alguna razón, no tenía ganas de entrar.

De pronto un mensaje llegó a mi celular.

Número desconocido - no tienes idea de cuánto me alegra saber que podré regresar contigo.

Esta vez no lo ignoraría, tenía que responder.

¿Quién eres?

Ah, lo siento, olvidaba que no tenías mi número registrado, bueno, soy tu madre.

Ya veo, ¿quieres decir que vendrás conmigo a Japón?