Meses después...
Lila - perdón por llegar tarde, Rin, tenía que hacer algunas cosas antes de venir - aclaró poniendo mi desayuno frente a mí
Rin - no te preocupes, Lila San.
Lila - por cierto, ¿dónde está Len?
Rin - hoy iba a pasar el día con su madre.
Lila - es genial que se lleven bien.
(...)
Amane - me hubiese gustado pasar momentos como estos en tu niñez.
Len - bueno, ahora lo hacemos, ¿no?
Len - dije sin detener mi caminata, coloqué las manos en mis bolsillos y di un ligero suspiro.
Amane - ¿pasa algo?
Len - m-madre...
Volteé a verla mientras detenía mi caminar a la par que ella, me encontré con unas mejillas rojas medio ocultas por sus manos y una enorme sonrisa.
Amane - amo cuando me llamas así - dijo sonriente.
Len - ¡n-no es motivo para que te pongas así!
Soltó una pequeña carcajada mientras quitaba las manos de su rostro y me miraba fijamente.
Amane - ¿qué pasa?
Len - ¿cuánto tiempo llevo con Rin, según tú?
Amane - bueno...ha pasado tanto tiempo lleno de momentos hermosos, que la noción del tiempo se me fue, pero si no mal recuerdo...un año, un mes y veinte días.
Len - ¡incluso has contado los días!
Amane - bueno - soltó una carcajada - es tu chica perfecta, y me cae de maravilla, ¿cómo no hacerlo?
Un pequeño silencio se quedó entre ambos, no pude evitar bajar la mirada y suspirar.
Amane me miraba un poco preocupada, ocasionando que su sonrisa se desvaneciera poco a poco. Colocó una mano en mi hombro, forzándome a mirarla a los ojos.
Amane - ¿pasa algo que quieras contarme?
Len - en efecto...se trata sobre lo que siento por Rin, creo.
Amane - vamos, cuéntamelo todo.
(...)
Rin - en ese día, en donde Len me pidió un momento a solas con su madre, aproveché para ir de compras. Mis padres llamaban muy a menudo, y, aunque llevan más tiempo de lo esperado en Canadá, dicen que volverán en un mes, lo cual me tiene más que emocionada, pues por fin podré verlos, y esta vez, se quedarán aquí en Japón.
Mientras miraba algunos vestidos me topé con una persona que no creí, me dirigiría la palabra.
Miku - hola, Rin chan. ¿Sábado de compras? - preguntó tocando un vestido para distinguir la tela.
Desde aquel incidente en el hotel de Takeshi, Miku no nos hablaba, o, al menos eso creí.
Rin - a-algo así.
Miku - seguro no tienes confianza en mí, no te culpo - descolgó finalmente el vestido para ponerlo contra luz.
Rin - ¿qué quieres?
La peliazul soltó un suspiro, volvió a colgar el vestido y me miró fijamente. En sus ojos se veía algo que jamás creí en ella, humildad.
Miku - realmente, hacer las paces.
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Mi querido mayordomo...*rinxlen*
RandomEscribí este libro hace 500 años, por favor ten en cuenta que era mi época de cringe. ¿Alguna vez has querido tener un mayordomo que al mismo tiempo sea tu guardaespaldas y tu diario personal más confiable? Pues Rin no. Rin Kobayashi, una chica de 1...