4. "¿Burlas?... Solo cosa de Francesco"

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La luz que entraba débil por la ventana, le lastimaba en la cara al corredor rubio, obligándolo a cubrir su rosto, revolverse entre las sabanas, terminando por despertarse después de tanto revuelo. Levantó la cabeza y enseguida la tomó con ambas manos, maldiciendo al aire por el dolor insoportable en la cabeza, al calmar un poco, pronto se dio cuenta de que esa no era la habitación de hotel en el que él había dejado sus cosas, era más grande y a pesar de eso, solo había una gran cama. Miró a la pequeña mesa de noche, en la que le llamó la atención un pequeño trozo de papel:

Amore mio!
Debiste haberte visto anoche, ridícolo. He tenido que pagar upna habitación por ti, así que supongo que me debes un favor ¿no?

Te veré en la carrera hoy
La tua persona preferita

Apenas pudo leerla, su vista borrosa le impedía enfocar, dio vuelta al pequeño papel:

Te dejaré qualcosa, un pretexto, para juntarnos nuevamente.

Intentó enfocar alrededor de la habitación en busca de una tarjeta, una caja o incluso, asustado, buscó una marca en su cuerpo, pero, parecía que Francesco era una persona más sencilla, pues solo había dejado el saco con el que lo vio en el bar, colgado en una silla a un lado de McQueen. Frotó sus ojos y se sentó a la orilla de la cama. Notó que aún traía puesto el mismo traje que llevaba hace unas horas y solo tuvo que acomodarse el calzado. Sin mirarse al espejo, dar una vuelta más al asunto o esperar a estar despierto a la totalidad, pasó por la silla y tomó la prenda del italiano dirigiéndose a la puerta y llegando a la cerradura, antes de girarla, se detuvo para notar y apreciar el aroma que había desprendido el saco de Bernoulli, cerró los ojos y respiró hondo. 

Salió de la habitación

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Salió de la habitación. Caminando por el corredor aún no estaba claro el objetivo de su antigua acción, solo, al caminar, en el elevador y hasta llegar a su habitación, disfrutó cada momento con la prenda a centímetros de su rostro. Tocó la puerta y enseguida abrió Mate.

-¡McQueen! ¿Qué te pasa por la cabeza?, todos me han preguntado por ti -sonrió - Estas hecho un desastre amigo, y es bastante que yo lo diga - lo siguió con la mirada hasta que el corredor llegó a la cama, donde se dejó caer - ¿Estas bien?

-Mate... - Su voz apenas se escuchaba, ahogada por las cobijas - Quiero agua... quiero mi Ferrari... y quiero la colonia que usa Bernoulli.

-Tengo una engrapadora, tres plumillas para guitarra y hay cinco bolsitas plateadas con un globo cada una en el cajón de allá.

-No, no me sirve- se levantó, dejó el saco del italiano ahí y voto el suyo por algún lugar de la habitación - Tomaré una ducha.

Entró al baño y ahí se encerró. Mate se acercó curioso a la prenda en la cama y cuando apenas la había tocado, McQueen le hizo soltarle de un momento a otro cuando desde adentro de donde estaba lanzó un grito: "Ni se te ocurra acercártele a esa cosa"

-¡No lo iba a hacer! - Gritó cerca de la puerta - ¡Oh!, Oye amigo, no comas los dulces a un lado del lavabo, saben a jabón.

Platos chocaban, vasos llenos de jugo y el olor a masa dulce invadía el lugar. En un pequeño restaurante, ambos amigos se sentaron enfrente de su mesa; Mate había pedido 3 de los platos más grandes del lugar, mientras él solo pedía una taza de café. Cansado, con flojera llevó la taza a su boca y disfrutó el amargo sabor de la cafeína, mirando fijamente a Mate, que comía desesperado, como siempre.

-Oye... - sin ganas alzó su voz

-¿Qué pasa, hermano? - Con la boca llena, no apartaba la vista del movimiento de los cubiertos en su mano.

-¿Tú crees que Sally... - Alzó la mirada - ... me esconde algo?

-¿Qué? - De un trago su boca quedó vacía para hacer contacto visual.

-¿Pasa algo, Mate? -Frunció el ceño y con vista insistente le miró - Porque si hubiera algo... que debería saber, apuesto a que mi mejor amigo me lo diría - Hizo un énfasis notorio en la palabra "mejor"

-¡Amigo!, Yo no sé nada... - Se escudó en su vaso - Pero...

-¿Pero...?

-Si tubiera algo que decir... solo sé que ya no hay nada más que hacer en la ruta - contemplo el ceño fruncido del rubio - No sé si pueda significar algo para ti... pero realmente, ella solo se negó a llegar conmigo para tu carre-...

-Muchacho, te hemos buscado todo el día. - Llegó Luigi gritando y armando un revuelo por todo el restaurante - Tuviste que estar desde hace dos horas en la pista - Alterado secó el sudor de su frente.

-S-sí, lo siento. Voy ahora... - Tomó su cabeza, parecía mareado.

-¿Está todo bien? - Guido se levantó en puntillas detrás de su hermano.

-Todo, muy bien. Vamos a... eso - Se levantó y dirigió a la salida - Los espero allá - Los dejó en la mesa y ambos italianos miraron a Mate que se había llenado la boca de comida nuevamente.

Se encerró en el auto en el que había llegado en el restaurante, con la idea que Mate regresaría en el mismo que llegaron Guido y Luigi. Se acomodó en el asiento del conductor y prendió el motor. Comenzó a manejar sin problemas hasta llegar a su destino, aun ahí, tomó un par de minutos para calmarse. Se dirigió a los pits dónde cambió su atuendo y encontró su reluciente auto rojo listo para conducirlo, lo llevó hasta la pista, notó que llegaba justo a tiempo cuando todos los corredores ya se colocaban en la línea de salida.

-¿Estás bien, amigo?

-Si, estoy bien... gracias Mate - Cortó - Puedes irte.

No quería llevarle la contraria en ese momento, siguió sus órdenes y se alejó. Sabía que no era culpa de él, pero no quería hablar, no en ése momento. Tenía un objetivo y no cambiaría de decisión. Vio la bandera hondear, comenzó la carrera.

~⊙~

-¡Ka-chow! - Salió de su auto, lleno de felicidad. Se quitó el casco que cubría su rostro y sacudió su cabello dorado.

-¡Non posso credere! - Azotó la puerta de su coche al salir y tumbó su casco al suelo.

-¡A eso me refiero! - Se acercó al italiano haciendo burla con las manos y rodeándolo mientras tarareaba algo y se acompañaba de pasos con ritmo - ¡En tu cara Bernoulli!

El italiano se veía a punto de explotar. Se detuvo y peinó su cabello hacia atrás con una mano y con la otra rodeó los hombres de McQueen.

-Disfruta tu triunfo mientras puedas, niño. - Rió y dio la vuelta - Arrivederci, McQueen.

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Quiero hacer un agradecimiento completamente especial a little_débil12 por ser la primer lectora en aparecer
Igual a celinakawaii por todos sus hermosos comentarios que realmente me animaron mucho a seguir con la publicación de esta historia. 
Hamo a todos los que han dejado su voto. De verdad que me encanta saber que esta historia va por un buen camino.

Att. Una pervertida contenta.

Guía para conquistar a BernoulliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora