21. Arrivederci

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Zac iba con las manos temblorosas, lleno de temor, repasaba cada una de sus teorías tratando de armar un rompecabezas sin piezas. Apenas salió del hospital, había tomado el primer taxi que pasaba por la calle e indicó al conductor el nombre del hotel en el que se había hospedado Bernoulli sin cuidado de haberlo pronunciado de la manera mas decente. Miró a la ventana, por el color del cielo concluyó que faltaba una hora o dos para el atardecer y entré mas pensaba en el tiempo, su desesperación por llegar era mayor. El auto frenó, él hombre del volante le anunció algo en francés y McQueen supuso que habían llegado a su destino. Entregó el dinero y posteriormente, salió apresuradamente.

Miró una vez más la puerta indeciso desde el inicio de las escaleras. Era cierto que ir a aquel lugar no resultaba la mejor opción, sin embargo, era la única que tenía y si tenía suerte la encontraría ahí; pero entonces ¿Qué le diría?... ¿Que rostro pondría ante aquella situación? Respiró profundo al armarse de valor y dispuesto a subir el primer escalón, lo distrajo el sonido de la campana al abrirse la puerta principal del edificio. Era ella, una mano la tenía ocupada sosteniendo su celular y en la otra llevaba una maleta grande de color púrpura. Al instante que salió, Ginna quedó petrificada durante unos segundos y de no ser por esas gafas de sol que ocupaban casi la mitad de su cara, Zac podría haber jurado que habían hecho contacto visual. Ella sacudió su cabeza haciendo que los rizos de su cabello saltaran al frente de sus hombros y continuó su camino escalón a escalón.

- ¡Ginna! - Alzó la voz y caminó de prisa hacia para encontrarse frente a frente - Ginna... ¿Que haces? - Volteó atrás. Un taxi esperaba frente la acera - ¿T-te vas? - Preguntó incrédulo, pero no recibió respuesta - ¿A... a dónde irás?

- Spostare fuori strada (1*) - Lo dijo en un tono de voz tan bajo que apenas se pudo escuchar. Intentó llegar al auto frente a ella, sin embargo, cada que daba un paso lateral, Se encontraba con Zac interponiéndose en su camino.

- ¿Cómo es que te vas ahora? - La tomó del brazo, desesperado por que le prestase atención - Sabes... ¡¿Sabes como se encuentra Bernoulli?!...

- ¡No! - Retiró sus gafas con brusquedad, mostrando su mirada alterada con ojos ligeramente enrojecidos al rededor del iris - No sé como se encuentra... - Después de sentir que la fuerza de Zac disminuía alrededor de su brazo, de un tirón se soltó - Y no me quiero enterar - Mientras McQueen quedó perdido en sus pensamientos, Ginna pasó a un lado de él y estaba a punto de subir a su transporte.

- ¿Cómo puedes decir eso? - Siguió hablando Zac, necio a no entender la acción de aquella joven - Deberías estar con él - Ella, mientras acomodaba su maleta dentro del coche, detuvo bruscamente sus movimientos durante algunos segundos; entonces volvió a enderezarse (esta vez, con las manos vacías) y volteó a verlo. Siguió con calma - Aun no sé por que quieres irte, pero sé que no deberías hacerlo... - Siguió buscando palabras entre sus labios mientras ella se acercaba lentamente - Estás aquí por una razón: Eres "la mano derecha de Francesco", ¿Lo olvidas? - Ginna se había detenido frente a él y su rostro había dejado de demostrar prepotencia y superioridad.

- Yo, mi amore, soy la última persona que quiere ver en este momento - ese mismo rostro que una vez le había parecido muy bonito a Zac, arrugó la nariz con una sonrisa tan falsa e inconsciente que provocó que el nivel de fastidio de McQueen saliera disparado.

- Llegué para buscarte hasta este lugar - Sacudió con desesperación el cabello sobre su nuca - ¡Fui un estúpido al creer que serias capaz de ayudar! - Levantó la voz.

- Scusi? - Ginna abrió los ojos al tiempo que una de sus cejas subía y quedaba ligeramente boquiabierta, demostrando estar ofendida. Dio media vuelta y al poner una mano sobre él auto...

Guía para conquistar a BernoulliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora