Disfrutaron tanto de ese momento como si fuese el último momento en que pudiesen haber demostrado el cariño que sentían uno del otro. Un beso se había convertido en dos, tres, cuatro... y la noche hubiese continuado con ello de no ser por un timbre que comenzó a sonar a través del bolsillo de Zac. Sacó de su sudadera su celular que no dejaba de sonar y contestó la llamada entrante
- ¡Hola! ¿Qué tal has...? - Tuvo que escuchar cada palabra al ser interrumpido y durante un minuto completo no dijo nada - Si, lo sé pero ¡No imaginas lo que...! - De su cara desapareció la sonrisa con la que había contestado y terminó por despedirse muy apenado antes de colgar.
- ¿Todo bien? - Francesco sonrió sarcástico sabiendo cual es la respuesta.
- Teníamos que haber llegado a California hace... - Movió sus ojos de un lado a otro intentando recordar el día en que su vuelo estaba programado, pero no lo logró - ...algunos días - Con una mano, desordenó aún mas su cabello.
Bernoulli lo beso en la frente y con ese sencillo gesto logró hacer que McQueen se deshiciera de los pensamientos excesivos en su cabeza. Con calma, regresaron a Monthlery y una vez acompañados del equipo '95', Zac y Francesco abordaron el viaje hacia Estados Unidos de América esa misma noche.
~⊙~
No faltaba mucho para que la mañana terminara cuando el avión arribó. Zac estaba emocionado por volver a pisar California y sus ganas de comentarle a Francesco cada una de las cosas que había pasado en aquel lugar, comenzaron a desbordarse. Justo cuando iba a comenzar...
- ¡Esa mujer era quién tenía el control de tutte quelle cosa! - Bernoulli peinó su cabello hacia atrás con su mano derecha y miró a McQueen con insistencia - ¿Tu sabes fue lo que pasó con ella?
- Oh... - No necesitó de un nombre para saber a quién se refería - 'ella' me parece que renunció... - Dijo muy apenado al ver la reacción de sorpresa de Francesco, sintiendo que tenía la culpa de ello. Pensó en la manera de remediarlo e inmediatamente surgió la idea de mostrarle la lista de cada nombre de los hoteles en su celular. A punto de mencionarlo, cerró los labios - Pero, si tu problema es el hospedaje, supongo que podrás quedarte conmigo.
Bernoulli rió al mirar con ternura como Zac encogía los hombros y asintió agradecido por aquel gesto. No había ni un secreto; era obvio, Francesco lo notó y como él, quería pasar tanto tiempo le fuese posible a un lado de aquellos ojos radiantes de azul. Ese momento tuvo que ser interrumpido con la llegada de una voz y un nombre en especifico:
- ¡McQueen!
Zac se volteó y vió a un hombre tan rubio como él mismo y con sus ojos verdes brillantes de alegría. Vestíaun sencillo uniforme rojo con algunos detalles amarillos.
- ¡Mack! - McQueen lo abrazó y su compañero devolvió el gesto con tanta emoción que lo levantó un par de centímetros sobre el suelo. Una vez abajo, volvió a acomodar su ropa.
- Lamento haber hablado contigo de esa manera. No pude contactarme hasta ese momento y... - Se quedó con sus enormes brazos extendidos en el aire y la vista en el techo, como si pudiese volver a sentir el estrés con solo recordarlo - Fue un desastre - Sus ojos preocupados bajaron con dirección al suelo - En los medios no han dejado de hablar de ustedes dos - Por primera vez, se dirigió al italiano que estaba detrás de la espalda de McQueen.
- Oh.. - Zac Miró a Bernoulli con una gran sonrisa - ¡Oh! Francesco, él es Mack; Mack... me parece que tu ya sabes quién es él.
Francesco sacó una de sus manos de sus bolsillos, la extendió para saludarlo y tuvo que mirar ligeramente hacia arriba para verlo a los ojos. No tardaron mucho en salir del lugar y todos subieron a los autos que los esperaban fuera del aeropuerto; Francesco y McQueen subieron a aquel que sería conducido por Mack. El camino llegó a parecer más corto de lo que realmente era desde que comenzaron a conversar.
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Guía para conquistar a Bernoulli
Fanfiction-Buongiorno, buon pomeriggio o buona cera. Según como ustedes encuentren esta lectura. Bienvenidos a la novela "Guía para conquistar a Bernoulli". Yo soy Darrel Cartrip y estoy con mi buen amigo Bob Coutlass. -¡Vaya Darell!, esto es muy emocionante...