Dos pequeñas cosas: El capítulo está narrado en tercera persona porque me apetecía probarlo. La otra, es que está inconcluso, es la continuación del último que escribí y aun queda la parte donde encuentran la carta y todo empieza. Solo quería dar un adelanto, porque hacía bastante que no subía.
Y bueno, dicho esto como una de las más grandes escritoras de aquí dice,
no prometo constancia pero sí prometo calidad ( o eso intentaré).
Disfrutad
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Harry cruza el pasillo a toda prisa sin detenerse si quiera a saludar a Robert, el hombre que limpia por las mañanas. Llega delante de la puerta de su clase y la golpea apresuradamente. Al no recibir respuesta alguna, decide probar suerte abriendo sin más. Pero no puede.
Empieza a empujar más y más fuerte, empuja con sus caderas, su espalda y finalmente acaba por abrir la puerta arrojándolo a él hacia un suelo expectante por recibirle.
Pero no, no tiene la suerte de caer. Abre sus ojos encontrándose en brazos de Salvador, su profesor de castellano que sonríe largo y tendido.
- ¿Todo bien Harry? - se deja ir del agarre y se pone bien la camisa mientras oye como Barabell ríe sin parar al fondo de la clase.
-Ss... Sí- se sacude el polvo imaginario de encima de los pantalones y, como le indica Salvador, va a su sitio a sentarse.
Mientrastanto, el profesor empieza a hablar del mito de Apolo y Dafne cuando todos empiezan a murmurar sobre quién sabe qué.
- ¿Alguien conoce el mito? ¿Podrían al menos decirme quiénes son Apolo y Dafne?
Se hace el silencio.
Harry llega a su sitio cuando Barabell, aun con la sonrisa haciendo amago de salir de sus labios, torna la cabeza indicando que le había guardado un sitio justo a su lado. Carraspea mientras se acomoda allí.
- ¿Y esa entrada monumental? - los ojos se le achinan a punto de romper a reír.
- Solo quiero saber cuántos días vas a estar riéndote de mí por esto.
- Es que esa entrada ha sido más épica que la de Undertaker y Batista juntos.
- Friki.
Justo en ese momento el profesor y toda a la clase se gira hacia ellos.
- ¿Qué me dices Harry? Visto que te encanta hablar podrías decirme alguna cosa sobre Apolo y Dafne, ¿no crees?
-Esto...
-Esto es yo preguntándote por Apolo y Dafne- ríe suavemente.
- Apolo era el dios de las artes y la música y Dafne... Una ninfa hija de Peneo.
Salvador le mira impaciente.
- ¿Sólo me sabes decir eso? ¿De verdad?
Harry está por perder los nervios, no se siente cómodo de esa forma. Hablando delante de todos como si no estuvieran escrutándole, como si no estuvieran pendientes del mínimo fallo para tirársele encima. Bajo esa aparente fortaleza está él, solo, con unos miedos que le carcomen. Pero la gente no entendería eso nunca. Por eso, pese a todo, respira hondo, muy hondo, y habla.
- Apolo se burló de Eros, cúpido, riéndose de su feminidad y de que jugara con arcos y flechas. Se rió de su apariencia- Harry soltó una risa, casi como un susurro-
[...] Eros... se quiso vengar, cogió dos flechas, una de oro y la otra de plata. La de oro, era amor, la de plata, odio. Disparó la primera a Apolo, la segunda a Dafne. Desde aquel momento, Apolo no dejó de perseguirla y acosarla, pero la ninfa huía rechazándole. Dafne acabó pidiendo ayuda a su padre, que la convirtió en un Laurel: su piel se tornó corteza, su pelo hojas y sus brazos ramas. No corrió más pues sus pies se convirtieron en raíces. Y... ya... no sé más.
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Crisálida ||l.s||
Mysterie / ThrillerHarry tiene nueve años y medio. Está leyendo su redacción de lengua en una escuela de pago muy prestigiosa de San Francisco. Justo en ese momento en las estepas de Siberia, el avión que lleva a sus padres hacia su pequeño está cayendo al vacío. Quie...