Nieve. Había seguido nevando. Ahora, pero, de forma terrible. No podíamos seguir parados en esa carretera de mala muerte. Harry no iba a llegar a tiempo.
- ¿Louis? ¿Qué vamos a hacer?
- Estoy pensando. No hables o no podré concentrarme ¿sí?
-Suele pasar si no estas acostumbrado a ello.
Lo fulminé con la mirada. Aparqué el coche en la cuneta. Puse el freno de mano . Abrí la puerta, empujé a Harry para que hiciera lo mismo, ajusté mi bufanda y salí para sentirme en el mismísimo Polo Norte.
-¿Puedes darte prisa, Harry?- eché a correr tan rápido como pude. Harry parecía anonadado.
- ¡Vamos! - solo entonces empezó a correr para intentar alcanzarme.Cinco minutos después, no podía más
- ¡Louis ! ¡Creo que es el momento idóneo para decirlo! ¡Ve a la luz Caroline, ve a la luz!
- ¿A qué viene eso ahora?
- Estás al borde de la muerte, tu respiración se debe oír desde fuera del planeta.
- ¿Te has visto la cara roja y las piernas temblorosas?
Me sonrió y se paró. Agarré el puño de su chaqueta para que empezara a correr y fuera a mi ritmo.
- ¡Vamos holgazán!
- Mira, cuando tus piernas hayan corrido una cuarta part- se detuvo para coger aire- parte de lo que han hecho las mías- volvió a parar- te podrás quejar lo que quieras, gruñón.
- ¡Oh! ¡Perdona! El próximo dia llamaré a Moises para que separé en dos la carretera que lleva a tu instituto y ponga la alfombra roja en la separación y así pueda llevarte por ella en el coche descapotable de Barbie.
- Pues no estaría nada mal. ¿Habrá próximo día entonces?
- Profunda y rotundamente, NO.
Me miró, soltando el agarre de mi mano.
- Apostemos algo. El primero que llegue al instituto gana. Cuando lo consiga me tendrás que llevar al instituto lo que queda de semana. ¿Hecho?
- No pienso aceptar.
- ¿Por qué? Podrías ganar, pero es tan improbable que es mejor no darte esperanzas.
Me reí secamente. Ya lo veríamos
- ¡Eh! ¡No vale eso! ¡Ven aquí! ¡Es a la de tres! ¡Es siempre a la de tres!
Empecé a reírme, Harry estaba a apenas dos metros de mí cuando quedaban segundos para mi dulce victoria.
De repente oí que alguien detrás de mí se caía y empezaba a gimotear por el dolor.
Paré de golpe y puse las manos en mis rodillas para coger aire. Era Harry. Se había tropezado.
Acorté los metros que nos separaban y le tendí mi mano. La cogió, al mismo tiempo que estiraba fuerte de mí para tirarme al suelo.
- ¡Traidor! ¡Maldito tramposo!- intenté cogerle la pierna antes de que saliera disparado hacia la puerta y picase al timbre para que el conserje le abriera. Hice ademán de salir corriendo hacia él pero cerró rápidamente la puerta con una sonrisa en los labios. Además, yo sí que me había hecho daño al caer.Niño estúpido.
No me di cuenta que la sonrisa se me había contagiado.
Eso sí, se me borró al saber que tenía que ir a buscar mi coche e ir hacia mi magnífico, estupendísimo, glorioso, trabajo.------------———
Hey! Entre hoy, mañana, o la semana que viene, subiré la segunda parte del capítulo e intentaré hacerla larga. Repito, intentaré. Así que nada, eso. Ahora empezará lo interesante, supongo.
Ah por si no ha quedado claro no soy nada constante subiendo. Pero es que solo escribo cuando la mente me lo pide. No sé si me entendéis. Me vienen como ganas repentinas o ideas para continuar la historia. Pero yo no elijo cuando vienen. Además si intento escribir cuando no estoy en esos momentos, es una completa y profunda mierda lo que sale de ello.
Así que chain chain chain chain, chain of fooools. Adios.
Coba xx
ESTÁS LEYENDO
Crisálida ||l.s||
Gizem / GerilimHarry tiene nueve años y medio. Está leyendo su redacción de lengua en una escuela de pago muy prestigiosa de San Francisco. Justo en ese momento en las estepas de Siberia, el avión que lleva a sus padres hacia su pequeño está cayendo al vacío. Quie...