-¿De cuánto estamos hablando?
Gordon hojeó los papeles sobre la mesa. Para ser médico era bastante patoso. Siempre moviendo las manos, levantándose las gafas sobre el puente de la nariz. A cualquier otro lo habría sacado de quicio, pero a Hell le caía simpático. Se le veía un tipo sincero. Lo más sincero que puede ser el dueño de un hospital privado.
Al ver la cifra anotada, silbó. Era más de lo que esperaba.
-Y esto es solo experimental, ¿no? ¿Cuánta gente más está en mi situación?
-Unas diez. Tengo muchas esperanzas en estas nuevas pastillas.
Hell alcanzó los documentos y leyó por encima. Ajá, se notaba que eran nuevas. La seguridad de que nadie más las había probado antes era de un cien por cien. Serviría de conejillo de indias. Un conejo con vómitos y sangrado, disfunción eréctil, y, en el peor de los casos, un nuevo cáncer (y no solo en estado potencial).
Se rascó la nuca y cruzó las piernas. La situación no era sencilla. Le habría gustado que alguien le dijese lo que debía hacer.
-A ver, Gordon, yo me fío de ti.
El médico lo miró como diciendo "no te queda otra".
-Pero si tomo esta mediación, puedo contraer otro cáncer. No sé si quiero arriesgarme y eliminar el mioma de raíz o no medicarme y rezar para que no se desarrolle nunca.
Los razonamientos de Hell eran muy sensatos y ambos lo sabían. No eran las dudas trémulas de los enfermos que se balancean entre la esperanza de que el cáncer no se desarrolle y el miedo a una muerte dolorosa a base de químicos. Era analítica pura y dura, porcentajes, beneficios y pérdidas.
-Yo no puedo obligarte a nada – contestó Gordon.
Hell se quedó pensativo.
-Has dicho que hay unas diez personas con el mismo problema que yo. ¿Cuántas pueden pagar el tratamiento?
Los pacientes del hospital que dirigía Gordon no eran precisamente pobres. Una sola consulta por resfriado llegaba a costar el sueldo de muchos ciudadanos norteamericanos. Aún así, la lista de ceros era muy larga. Y más teniendo en cuenta de que aquel número apretaría cada mes a los pacientes.
-Tres, pero solo dos van a tratarse. Nos gustaría poder financiar a todos nuestros pacientes pero nosotros también tenemos que comer y a veces...
-Yo puedo pagarlo.
-Lo sé, tú solo tienes que decidirte entre...
-No, me refiero a que puedo pagar el tratamiento de los diez.
Gordon, por primera vez en todas las citas que habían tenido, se quedó muy quieto. Dos minutos y medio tuvieron que transcurrir hasta que dijera algo.
-Bueno, tendría que consultarlo con la junta y...
-Necesito limpiar mi karma. Yo lo pago. No tendrás problemas, me aseguraré de que el dinero te llegue de fuentes legales.
Hell se levantó.Tenía que irse. Aún debía hacer un par de llamadas y recoger a Kiara a las cuatro. Además, allí dentro olía a enfermedad y desde la ventana enfrente del escritorio de Gordon se veían nubarrones que amenazaban tormenta.
Se le vino a la cabeza la imagen de Kiara, con sus bonitos zapatos recién estrenados, con las largas piernas sin medias cubiertas por un vestido negro, y tan expuesta al agua, al frío, a la lluvia. El nerviosismo bailó en su rostro.
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Heroína (Saga Adrenalina III)
Action"¿Tienes miedo a morir?" Hell y Kiara creen haber alcanzado el paraíso. Un año en las costas españolas y la clara imposición de una nueva Familia más fuerte, más joven y más peligrosa. Nada les impide volver a Estados Unidos y reclamar su trono en e...